La entrada a los Tribunales provinciales por Balcarce albergó ayer a tres reclamos simultáneos de justicia. Uno fue por el homicidio de Laura y Mía, madre e hija brutalmente asesinadas a mazazos en el barrio la Lagunita el 20 de enero pasado. Otro, por el accidente de tránsito que hace cinco años le costó la vida a Nerea Montenegro y por el que fue sobreseído el conductor del ómnibus que la atropelló (ver aparte). Y el tercero, por el vuelco de una camioneta que en noviembre de 2012 transportaba a 23 personas abordo y terminó con tres de ellas fallecidas, incluyendo una nena de cuatro.
Las protestas arrancaroºn temprano y obligaron a cortar el tránsito, ya que además de carteles esta vez hubo un hombre encadenado y una quema de neumáticos en medio de la calzada.
El caso de Laura Marisol López, de 27 años, y su hijita Mía, de cuatro, ambas muertas a golpes en un robo hace 15 días, lleva a su familiares y amigos una o dos veces por semana a Tribunales en reclamo de justicia y castigo a los responsables del aberrante crimen, por el que ya hay dos detenidos.
Como suele ocurrir en los actos por el esclarecimiento de crímenes, las caras de las víctimas se hacen presentes a través de estampas en carteles y remeras que portan sus allegados, verdaderas segundas líneas de sobrevivientes transidos por el dolor de la pérdida.
Ayer no fue la excepción. Los rostros de Félix Lugo (25 años), Kevin Lugo (9) y Cristina Müller (4) aparecieron multiplicados en las pancartas reclamando justicia que ostentaron unas 30 personas, la mayoría parientes entre sí y todos vecinos de Las Flores.
El pedido es para que se juzgue y condene a Hugo Di Vanni, quien el 25 de noviembre pasado a la madrugada transportó a 23 personas en su camioneta Ford Ranger (varias de ellas en la caja) y, tras varias maniobras, peligrosas terminó volcando, lo que causó la muerte de tres de sus pasajeros.
Lo singular del caso es que el hombre era cuñado y tío de los fallecidos, ya que casi todos los que viajaban en su camioneta formaban parte de una misma familia extendida que venía de un cumpleaños de 15.
Al momento del accidente, los testigos refirieron que Di Vanni conducía borracho, algo que luego confirmó el test de alcoholemia que le practicó la Guardia Urbana Municipal (GUM) y que la propia policía definió como evidente, dado el "aliento etílico" que exhalaba el conductor.
Con una abrumadora mayoría de mujeres y chicos, un grupo de familiares de las víctimas encabezado por la mamá de Cristina, Verónica Lugo (también hermana y tía de Félix y Kevin), fue hasta Tribunales para exigir que Di Vanni "vaya preso".
Argumentos. La magistrada Correccional Georgina Depetris recibió a la mujer para explicarle el avance del trámite. Básicamente, le recordó que el conductor ya fue procesado y "en pocos días" la causa será elevada a juicio, contó la mujer, que sin embargo dijo "desconfiar" de la Justicia.
Lugo sostuvo que Di Vanni intentó ofrecerles dinero. "Quiere callarnos la boca con plata, pero eso no nos interesa, no nos devuelve a Cristina", afirmó la mujer, que viajaba en la misma camioneta accidentada junto a otros dos hijos que también resultaron heridos, Facundo, de 10, y Alexis, de 8.
Por eso pudo hacer memoria de lo que ocurrió esa madrugada. "Cuando Di Vanni se pone en pedo (sic) se vuelve reagresivo, rejetón, pero subimos con él porque no vimos que hubiera chupado... Si hasta llevaba a su propio hijo y a tres hijastros", contó.
"Al llegar a Circunvalación, arrancó muy fuerte y empezó a jugar con el volante. Yo le dije «frená, que van los chicos atrás», pero al tercer volantazo ya habíamos tumbado y ahí fue todo un desastre", relató la mujer.
De hecho, Di Vanni fue procesado a fines de diciembre por "homicidio culposo doblemente agravado por conducción imprudente, negligente y antirreglamentaria de un automotor y por la pluralidad de víctimas fatales" (tres), y los mismos agravantes se le atribuyeron en los casos de "lesiones culposas graves y gravísimas" sobre otras cuatro víctimas y lesiones leves sobre nueve.
Aun así, y pese a que el homicidio culposo (por definición involuntario, sin una intención de matar) puede terminar con el condenado en prisión, la familia teme que Di Vanni "no pague por lo que hizo".