Opinión: El campo todo lo puede

El repentino cambio de decisión que el viernes llevaron adelante los taxistas dejó al desnudo los profundos problemas internos que tiene el gremio. El secretario general del sindicato que nuclea a los peones, Horacio Boix, intentó como pudo llevar adelante una caótica asamblea en la que se definió un paro nocturno hasta el viernes que viene. Paradójicamente, esa decisión mutó tres horas después, cuando otra asamblea terminó suavizando la medida y hasta la dejó sin efecto este fin de semana para retomarla mañana.

  ¿Qué pasó en el medio? No hay que ser muy lúcido para darse cuenta de que la ciudad está llena de gente que viene a participar del acto agrario. Gente de los pueblos cercanos que llena restaurantes, shoppings y se moviliza. ¿Justo los taxis van a lanzar un paro? Los viajes están a la orden del día y sería un muy mal negocio.

  Así, lo que empezó con furia el jueves, siguió en caos por el paro general y hasta amenazó con dejar sin taxis a la ciudad por varios días, se diluyó ante un fin de semana plagado de chacareros en Rosario donde los billetes pueden más que cualquier reclamo.

  Tampoco hay que olvidar la inacción de la Municipalidad. Nada de sanciones para quienes el jueves sumieron a Rosario en el caos y tomaron de rehenes a quienes llevaban a sus hijos al colegio o intentaban ir a trabajar. No fueron pocos los que quedaron presos de los piquetes.

  Nadie discute la legitimidad del reclamo de los taxistas. Lo que llama la atención es que la vehemencia con la que largaron el paro se diluyera horas después hasta el punto de levantar la huelga durante el fin de semana. En fin, cosas que logra el poder del campo.