"Que la empresa recapacite, queremos sentarnos a dialogar para buscar alguna manera de mejorar la seguridad de los trabajadores en los horarios de entrada y salida", pidió ayer el secretario general del Sindicato Trabajadores de Industrias de la Alimentación, Miguel Angel Vivas. La reflexión tiene un destinatario, establecimiento La Virginia y un motivo: los robos y golpes que sufren los operarios antes de las 6 y después de las 22, cuando llegan y se van del establecimiento. Pero el llamado de atención incluye otro aspecto, dicen que la firma comercial toma decisiones unilaterales y que sólo comparten la mesa del Ministerio de Trabajo cuando los problemas se transforman en audiencias.
Para hacer más visible el problema, el martes los trabajadores impidieron la entrada y salida de camiones a la planta de La Virginia, en Circunvalación y Juan B. Justo, desde las 10 hasta las 17. En ese intervalo de tiempo hicieron asambleas y charlas informativas a los trabajadores, en los distintos turnos. Esos bloqueos podrían regresar esta mañana.
"Todo se hizo con total normalidad", explicó Vivas. Y dijo que el único paso que dio la empresa fue constatar la protesta a través de un escribano. "No nos escuchan, no se sientan a hablar, no acceden a nuestros pedidos", comentó.
Los representantes de los trabajadores piden medidas para amortiguar la inseguridad. Entre las iniciativas propusieron que la firma disponga de colectivos o utilitarios para traslado de los empleados; a modo de ejemplo, esta medida se podría concretar fijando puntos en las principales avenidas donde se concentrarían los interesados a la espera del vehículo.
Otra propuesta fue que la empresa tomara adicionales policiales para que patrullen las adyacencias de la fábrica en las horas claves, antes de las 6 y después de las 22. En esos horarios llegan los operarios, en su mayoría mujeres, y son asolados por los delincuentes. Los empleados que no poseen auto tienen que afrontar la odisea de caminar cuatro cuadras después de bajar del colectivo en una zona inquietante por la incidencia de los asaltos que se consuman. En ese marco se dan en especial los robos y arrebatos.
Motociclistas. A los que llegan en moto no les va mejor. "Son los que sufren los golpes, porque los tiran al suelo para quitarles el vehículo, hubo muchas mujeres lastimadas", comentó Vivas. Y dijo que una tercera versión de la inseguridad corresponde a una especie de desguace de los automóviles que los trabajadores deben dejar sobre la calle colectora de Circunvalación. Ahí es donde desaparecen baterías y neumáticos, entre otras cosas.
Según Vivas, a pesar de la racionalidad de los tres pedidos, la respuesta común a todos fue la negativa. Por ahora no hay colectivos de la empresa ni patrulleros vigilando la hora de entrada. Por extensión, tampoco lograron permiso para dejar los autos a resguardo en la playa de estacionamiento de la empresa ni que la Semtur modificara su recorrido y los dejara en la puerta del trabajo.
El gremio de la alimentación no está solo en su pedido. Ceramistas y Empleados de Comercio sacaron a la luz el mismo reclamo. La exposición de los trabajadores que transitan la ciudad en horas de la madrugada o de la noche.
Unilateral. En la empresa La Virginia trabajan 900 personas, en su mayoría mujeres y el 70 por ciento gana entre 6 y 7 mil pesos. El porcentual restante escala en distintas proporciones hacia salarios más altos, hasta los 15 mil pesos. Sobre esta escala, el sindicato pidió que el adelanto de paritarias fuera más significativo para quienes menos ganan. Pero según explicaron, la racionalidad se perdió de vista ya que la firma decidió sin mesa de diálogo, una suma fija de 600 pesos que después cambiaron a 12 por ciento.
"No hay diálogo, todo termina en el Ministerio de Trabajo, y lo que queremos es buscar soluciones", aseguró Vivas.