Una oscura trama de conflictividad barrial, incluso con ribetes de xenofobia, derivó en una espiral de violencia el fin de semana pasado en el barrio Docente, un sector de Nuevo Alberdi. Aunque la problemática tomó estado público recién después de que terminara apuñalado Carlos Irrazábal (hermano de Sixto, el titular local de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina,Uocra), los enfrentamientos venían de más lejos. De hecho, el detonante que recrudeció los problemas de convivencia fue un presunto abuso que el viernes último habría cometido un chico de 16 años de la comunidad paraguaya contra una nena de 8 en el mismo barrio. A partir de ahí pasó de todo: hubo aprietes, golpes, denuncias cruzadas y una suerte de “pueblada justiciera” que terminó saqueando las casas de siete familias paraguayas, algo que desde la Uocra denunciaron como “usurpaciones”. En el medio, la Justicia intenta armar una mesa de diálogo entre referentes sociales de la zona para frenar la demencial escalada de violencia.
Según quien hable, la historia en el barrio es una, u otra, u otra. Lo cierto es que hasta ayer lo único que parecía calmar la virulencia de las agresiones era una fuerte presencia policial. “Pero no bien la policía se va se vuelve a prender fuego todo”, contó una vecina del barrio que, por razones bastante obvias, prefirió mantener su identidad en reserva.
El propio responsable del Ministerio de Seguridad provincial en el nodo Rosario, Gustavo Zignago (quien a su vez asumirá mañana como secretario de Control y Convivencia Ciudadana en el municipio), confirmó que sobre la emergencia, “y para evitar una escalada aún mayor”, se dispuso “la mayor cantidad de recursos policiales en el territorio”.
“Estamos muy preocupados por el nivel pronunciado de conflictividad que hay en el barrio”, admitió, por lo que “se trabaja también a la par de la Justicia”, que se encuentra en “plena etapa investigativa”.
La versión Uocra. Lo curioso de toda la situación es que recién se hizo pública cuando Carlos Irrazábal recibió un puntazo en su abdomen en medio de una “turba” que llegó hasta la casa de su hijo, Alejandro, también referente de la Uocra, por haber dado “refugio” a algunos de los trabajadores paraguayos cuyas viviendas habían sido saqueadas.
El titular local del gremio de la construcción, respectivamente hermano y tío de Carlos y Alejandro, contó la situación de esta manera. “A la casa de mi sobrino llegó una banda de gente, la mayoría pibitos y mujeres, después de inventarle una causa de abuso a un paraguayo. Como mi hermano estaba adentro, dijeron que los estaba traicionando y ahí nomás tumbaron el portón y en medio de ese quilombo alguien lo apuñaló”, contó Sixto.
El gremialista pintó la situación básicamente como una maniobra para justificar la toma de siete casas de trabajadores paraguayos. “Muchachos muy buenos, que no quieren problemas, que se asustan”, víctimas frecuentes de “gente organizada que usurpa viviendas” y que, para justificar sus intrusiones, presenta “falsas denuncias” contra ellos.
Y hay “otra modalidad”, relató Sixto, la de “entrar a las casas de esos trabajadores paraguayos, sacar a las familias y robarles todo”.
La cosa es que Irrazábal terminó internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) y luego fue derivado al sanatorio Laprida, donde ayer se encontraba estable y a la espera de que le dieran el alta médica.
Del otro lado. Como en el relato que circulaba dentro de la Uocra se mencionaba entre los agresores a una militante del Movimiento Evita (N. L.), una referente con mucha experiencia territorial de esa agrupación, Alejandra Fedele, llegó al barrio para tratar de calmar las aguas.
“Que quede claro que como movimiento no avalamos la ocupación de ninguna casa, no convalidamos ese procedimiento”, comenzó, para contar después “otra versión de los hechos”.
Según Fedele, tras el supuesto abuso de la niña, denunciado en la subcomisaría 2ª el viernes pasado (y que ahora investiga el Juzgado de Menores Nº 4 porque el acusado es un adolescente de 16 años), “varios paraguayos parientes del chico le fueron a pegar al padre de la nena”.
A los ojos de Fedele lo que siguió fue una “pueblada”, una “represalia justiciera”, que terminó arrasando las casas de los paraguayos, ramalazo a su vez de un “largo enfrentamiento entre vecinos”, pero que en nada se puede definir como “usurpaciones”.
“No fueron a quedarse con nada, sino que fue una mala reacción”, dijo, por lo que llamó a “bajar los decibeles” y esperar que la Justicia investigue el abuso de la menor.
La fiscal de Flagrancia, Silvia Castelli, admitió que ese supuesto abuso “fue el detonante de lo que vino después”, la madrugada del lunes: “una represalia irracional liderada por la madre de la nena” que atacó a la comunidad paraguaya del barrio.
“Se trata de conflictos de convivencia muy severos, que como llegan a ribetes violentos efectivamente tienen un contorno penal, pero son básicamente de carácter social”, sostuvo.
La densidad de la situación llevó a la fiscal a mantener conversaciones con los grupos enfrentados (que a su vez cruzaron denuncias en la subcomisaría 2ª), ordenar varios allanamientos y solicitar “custodia policial fija” en ese sector del barrio.
“Es increíble cómo difieren las versiones de las cosas que pasan según quién las cuente”, afirmó, por lo que dijo que es necesario “ver el conflicto en su totalidad”. Si existe alguna posibilidad de resolverlo, sí o sí tendrá que ser a través de una suerte de pacto social.
Por eso la fiscal ya trabaja sobre la estrategia de una “intervención pacificadora” de la que participen referentes sociales de los grupos enfrentados en ese territorio.
También a esa instancia de “acuerdos de convivencia” apostó Zignago, una especie de “mesa de diálogo”. En el “mientras tanto”, dijo, la presencia policial será clave para evitar “nuevas escaladas de violencia”.