El femicida que cava un pozo en el patrio trasero de la casa. Sandra, la fiscal recién estrenada en el cargo, que repite “otra vez” antes de bajar a la escena del crimen donde hay un reguero de cuerpos descomponiéndose en pleno diciembre. La joven que sabe que un aborto significa la muerte. La foto del día del casamiento y el mismo hombre de la imagen que dice: “Vengan, maté a mi mujer”, sentado a metros del cuerpo y de un martillo. La propia voz de la joven que está siendo tapada con bolsas de nylon y enterrada en un basural improvisado. Las escenas son las de cinco femicidios ocurridos en la provincia de Santa Fe, cinco mujeres asesinadas en diferentes puntos del territorio, nombres y apellidos, vínculos y memorias en los que la escritora Laura Rossi se sumergió durante meses, llevó a la ficción, y dieron como resultado “No me verás volver”. No explicitar cuáles son las historias elegidas y ya contaron los medios de comunicación busca responder a la una duda inicial que se había planteado la autora: “Me preguntaba, de algún modo, si la ficción puede iluminar algo que el discurso sobre lo «real» no nos deja ver”. Fueron esos, pero podrían haber sido otros. “Hay patrones en las muertes de las mujeres y se repiten”, dice Rossi.
El libro, por ahora solo editado en formato digital, es de acceso gratuito a través de Brumana Libre y es un proyecto financiado por el Fondo Nacional de las Artes que le permitió a la autora seguir transitando la búsqueda de respuestas sobre los crímenes de odio sobre las mujeres.
Rossi nació y creció en San Miguel, en el conurbano bonaerense, se licenció en Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y fue docentes tanto de escuelas secundarias como terciarias. Ya escribía poesía, pero fue en Rosario, cuando se instaló en 2009, donde definió que iba a escribir. “Yo quería escribir y acá me largué a escribir”, cuenta la mujer que hacía tiempo que pensaba que “no hay que vivir en Buenos Aires” y lo hizo.
Sin embargo, la violencia de género y los asesinatos de mujeres habían disparado la escritura mucho antes de “No me verás volver”. El crimen de Wanda Taddei, la joven prendida fuego y asesinada en febrero de 2010 por el ex baterista de la banda Callejeros Eduardo Vázquez, y las mujeres quemadas por sus parejas o ex parejas por esos días la encontraron ante una idea que la asustó. “¿Qué va a pasar cuando quemarnos sea legal?, pensé en ese momento. Era una idea loca, pero de la cual no me podía desprender y que pensé era una novela”, cuenta a La Capital.
“Suturas”, un mundo donde quemar a las mujeres es legal, nunca se editó, pero fue finalista de los Premio Clarín. “Hoy la leo y no me gusta, pero fue el empuje que necesitaba para arrancar, para tomar la decisión de escribir aunque con eso no pasara nada”, dice.
Después llegó otra ficción, “Baldías” que fue editada y circuló incluso por festivales y encuentros que reunieron a autores de novela negra y policiales. “Hasta ahí siempre ficción, aunque ahora que miro hacia atrás me doy cuenta que también Baldías eran situaciones que podrían haber sido tomadas de casos reales”, afirma Rossi, cada una década más tarde y con su segunda novela reeditada hace poco por Brumana.
De la realidad a la ficción
El proceso de escritura de “No me verás volver” fue a la inversa, seleccionar los cinco casos de la provincia de Santa Fe, de diferentes localidades de su territorio, para poder poner en ficción eso que el relato periodístico de los hechos no permite.
“La verdad o lo real en los relatos es esa información a la que podemos acceder. Cómo es trabajar con eso para hacer ficción y pensar qué nos puede dar la ficción que no nos da el discurso periodístico, abrir voces y perspectivas _señala Rossi_. La ficción se puede meter en la cabeza del asesino”.
Eso es justamente lo que hace la autora a lo largo de los cinco relatos. No solo las voces de los asesinos están reflejadas a lo largo de las páginas, también los testigos, los agentes de Justicia, las propias víctimas.
Ficcionalizar esos crímenes, sin embargo, requirió una investigación previa de las historias de las mujeres asesinadas, diferente del que había hecho en sus trabajos anteriores y también en un contexto diferente, donde a partir del 2015 el movimiento feminista a través de Ni Una Menos desatado a partir del femicidio de Chiara Páez en Rufino, reubicó a la violencia de género entre las prioridades de la agenda pública.
Si bien el libro no explícita cuáles son los casos tomados por la autora para la construcción de los relatos, Rossi señala que “el ficcionalizarlos te permite ver los patrones, ves con claridad que salvo uno, en cuatro de los escenarios los crímenes podían anticiparse. Todos sabían que podía pasar y eso es también lo que sucede en la realidad”, y agrega: “Cada vez que lo pienso me doy cuenta que también puede ser al revés y que «Baldías», una ficción, también podría ser un hecho real”.
Editar en digital
Así como “Baldías” es parte del catálogo de Brumana, pudo reeditarse en papel, “No me verás volver” es un lanzamiento de Brumana Libre, que se propone editar libros en formato digital _pdf e epub_ con la posibilidad de descarga gratuita.
La editorial de perfil feminista, lo que no significa que solo se publiquen mujeres, sino que es “un modo de hacer las cosas”, respondió con esa propuesta a una multiplicidad de factores. La crisis del libro, muy previa al coronavirus y más tarde, la pandemia y los cambios de los hábitos de consumo apuraron los tiempos de la puesta en marcha de oferta digital y abierta a través de la cual también se reeditó “Mariposas mutantes en Fukushima”, el libro de poesías de Carolina Musa.
Acortar la brecha entre autores y lectores y ampliar las posibilidades de circulación de los textos es la apuesta de comenzar a hacer crecer ese catálogo digital. “No quiere decir que no vamos a editar más en papel, de hecho estamos preparando un cuarto libro”, afirma Rossi, pero acota: “En apenas unos días, los libros digitales tuvieron más de cien descargas. Los libros tienen que circular esa es la clave”.