“No me voy a rendir. Esto que me pasó me da más fuerzas para seguir adelante. No podemos vivir siempre en la violencia”, dice Dorita Ríos, la enfermera que curó a los heridos de la guerra de Malvinas en pleno conflicto en la base naval de Puerto Belgrano y a quien el martes golpearon, le pusieron un arma en la cabeza y le robaron el auto cuando llegaba a un centro comunitario de Cabín 9, en el límite con Pérez, a llevar comida y medicamentos para los chicos del barrio.
Está convencida de que “la gente necesita ser incluida en la sociedad” y cuenta cómo la desgarra ver “a los nenes que no tienen nada de nada”. Por eso, en uno de los dormitorios de su casa de barrio Triángulo, en la zona oeste, montó un centro de acopio donde el grupo “Mujeres por Malvinas” junta desde alimentos hasta ropa y juguetes para llevar a los barrios más necesitados.
Se trata de un grupo conformado por viudas de soldados caídos en la guerra, hijas y mujeres que participaron de un modo u otro del conflicto.
El martes pasado cargó medicamentos, ropa, libros, una bandera argentina, el bolso de primeros auxilios que le obsequió el Sindicato de la Sanidad en un homenaje que le hicieron hace pocos días y muchos otros elementos en su Sandero azul patente MES 023 y partió hacia el Centro Comunitario Volemos Juntos, en Cabín 9.
“Les llevamos harina para que puedan hacer tortas fritas, útiles, agua, porque en el barrio no hay agua potable, y muchas cosas más”, remarca.
Cuando estaba por descender del vehículo, tres jóvenes la abordaron, uno le puso un arma en la cabeza y la sacó del auto. La arrastraron algunos metros, de allí que le duele mucho el hombro izquierdo, se subieron el Sandero y huyeron. Eran las cinco de la tarde.
Dorita quedó schockeada y fue asistida por los vecinos. El auto era clave para el grupo de mujeres solidarias. “Es el único que tenemos. Con ese autito vamos por todos los barrios que nos dicen los veteranos de Malvinas. Son barrios donde falta de todo, por eso hacemos colectas y llevamos lo que podemos juntar. Además damos clases de apoyo a muchos chicos que por la pandemia se quedaron dos años sin ir a la escuela porque no tienen internet y no podían seguir las clases de modo virtual”, remarca.
Grandes gestos
Dorita tiene 66 años. Tenía 26 y su primera hija venía en camino cuando en 1982 estalló la guerra. La historia de estas enfermeras que asistieron a los heridos estuvo silenciada durante décadas. Hoy, las Mujeres por Malvinas desarrollan una labor de asistencia social muy importante en los barrios y Dorita, en el marco de los 40 años del conflicto, da charlas en las escuelas con el objetivo de erradicar la violencia de la sociedad.
“¡Qué paradoja!, esta vez la violencia me tocó bien de cerca”, dice en su casa rodeada de cuadros conmemorativos de Malvinas, obsequios y dibujos que le hacen los chicos a quienes ayudan.
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Dorita, en el centro, abrazada por su hija y una de las colaboradoras del grupo Mujeres por Malvinas.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Sin embargo, remarca que el violento asalto que sufrió le da más fuerzas para seguir adelante. “No podemos vivir en la violencia siempre. Tenemos que estar más unidos, recuperar lo que nos enseñaron a nosotros: el respeto por el otro, los valores y evitar la violencia. La sociedad está muy mal y hay mucha gente que intenta salir de esa violencia; es por ellos que no podemos bajar los brazos”, remarca.
Entre las cajas que acopia en una habitación hay una que sorprende por la inscripción “abuela que cuida a los dos nenes”. “Es una señora que no tiene nada, es cartonera, pero desde hace un tiempo dos nenes de 9 y 7 años le pidieron que los lleve a vivir con ella porque sus padres los maltratan. Así que en el barrio la ayudan y nosotros empezamos una colecta para acercarle ropa y algunos alimentos”, remarca la enfermera.
En toda esa logística que estas mujeres arman para llevar la asistencia solidaria a los confines más vulnerables de la ciudad el Renault Sandero que le robaron era una pieza clave.
“No tenemos otra forma para movilizarnos, realmente esto nos perjudicó mucho”, dice Dorita y se esperanza en que algún día su mensaje de no violencia surtirá efecto.
Por lo pronto no baja los brazos y sigue adelante. Como en plena guerra en el Hospital Naval, hace 40 años.
Cómo ayudar a los chicos que menos tienen
El grupo Mujeres por Malvinas puede ser contactado en su página web www.mujerespormalvinas.com. Quienes quieran ayudar y acercar donaciones para que ellas los lleven a los barrios más vulnerables pueden comunicarse a los teléfonos 153-928499; 156-870-777; 156-196135. También se reciben donaciones en la Vecinal 22 de Julio, de Grandoli 4065, lunes, miércoles y viernes, de 9.30 a 13. El teléfono el 153-093399. El auto que le robaron a Dorita es un Renault Sandero color azul, patente MES 023.