En una mañana de 2001 llegó a Firmat, al barrio Centenario, Juan Carlos Montenegro, con su caminar tranquilo, un amor pasado que lo volvía a recibir y sus sueños a cuesta.
En una mañana de 2001 llegó a Firmat, al barrio Centenario, Juan Carlos Montenegro, con su caminar tranquilo, un amor pasado que lo volvía a recibir y sus sueños a cuesta.
Todas las tardes se sentaba en el palier de su edificio y observaba cómo algunos adolescentes se reunían para consumir droga. Entonces pensó cuál sería la forma de entretener a los más chicos y alejarlos de esa situación, utilizando el fútbol como un recurso.
Se reunió con tres vecinos que lo acompañaron a iniciar su trabajo voluntario en un potrero, creando una escuelita deportiva. Realizando polladas, cenas a beneficio y recibiendo algunos subsidios. Cuatro años después, el barrio inauguró la tan ansiada canchita de fútbol.
A lo largo de estos años son muchos los esfuerzos para comprar la vestimenta y solventar los gastos para participar en torneos zonales.
Este año está preocupado porque no tiene recursos económicos suficientes para asistir con el grupo de niños, al cual dirige como director técnico, al Mundialito de Corral de Bustos; pero sigue adelante, no perdiendo de vista su objetivo.
Juan Carlos no tiene hijos, pero su corazón solidario hace que integre la cooperadora de la escuela del barrio y está presente en todas las actividades que ésta realiza.
Aprovecha los momentos que comparte con los niños para enseñarles el sentido de la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad y la “vida sana”.
Cursó hasta cuarto grado, teniendo que trabajar desde pequeño para ayudar a su mamá viuda, por eso aconseja a los niños y niñas, diciéndoles que cosas como estas: “Estudien porque son el futuro, y sus padres trabajan para que no les falte nada”; “Tiren de su carro para adelante, no dejen que retroceda y si alguien se cae, ayúdenlo a levantarse”; “Hay que dar lo que más nos gusta o queremos y no lo que nos sobra”.
Sus ideales, sus pensamientos, sus obras, hacen de Juan Carlos Montenegro un referente. En su Escuelita de Fútbol, Juan Carlos siempre tiene presente aquello que lo motivó a dedicar gran parte de su tiempo a los chicos: “Es mejor formar hombres y mujeres que crear campeones”.