Pese a las cifras del Indec que muestran una disminución del índice de pobreza en el primer semestre de este año, la demanda de asistencia alimentaria en los barrios de Rosario no cede. El municipio lanzó este mes cuatro licitaciones para la compra de artículos de almacén, cajas con alimentos y meriendas por unos 7,5 millones de pesos para responder a las necesidades de los Centros de Convivencia Barrial. Los operadores de estos espacios aseguran que es frecuente recibir pedidos de nuevas familias que antes no requerían ayuda del Estado.
Por fuera de los bulevares, en Rosario funcionan 33 Centros de Convivencia Barrial. Estas instituciones acompañan a las familias más vulnerables a partir de actividades socioeducativas, de capacitación y de inclusión laboral centradas en los niños, jóvenes y adultos mayores.
Como los centros de salud y las escuelas, los centros de convivencia son los espacios estatales más cercanos para quienes viven los barrios más vulnerables de la ciudad. Y una especie de termómetro para medir la situación social de los hogares más necesitados.
Por eso, el año pasado fueron los primeros en advertir un crecimiento del 30 por ciento en la demanda de asistencia alimentaria que llegaba de la mano de desempleados que habían perdido hasta sus changas o de quienes, aún teniendo algún ingreso, ya no podían afrontar el creciente aumento en los precios de los alimentos.
Las últimas estadísticas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) fueron presentadas con optimismo por los funcionarios del gobierno nacional. De acuerdo a los datos publicados en septiembre, la población en situación de pobreza había descendido al 28,6 por ciento en el primer semestre del año; 3,6 puntos debajo de igual período del 2016.
En Rosario, de acuerdo a las cifras del Indec, la tasa de pobreza se ubicó en 26,3 por ciento al cierre del primer semestre, descendiendo en 0,4 puntos respecto al segundo semestre de 2016.
Aún así, en la Secretaría de Promoción Social del municipio, advierten que la demanda alimentaria no cede. En los centros de convivencia, donde además de realizar sus actividades, niños y jóvenes desayunan, almuerzan o meriendan, el número de comensales se mantiene estable.
Este mes se publicaron cuatro licitaciones para la compra de alimentos con destino a la Dirección de Gestión Territorial del municipio, de la que dependen los centros de convivencia. Para la compra de artículos de almacén se iniciaron dos convocatorias por $ 2.355.000 y $ 3.787.500. Además hay otro concurso de precios por $ 698.000 para la adquisición de cajas con alimentos y otro por $ 663 mil para meriendas.
En total, unos $ 7,5 millones para atender la demanda más urgente que existe en los barrios: la de comida para llevar a la mesa.
Además de las actividades de los centros de convivencia y la provisión de cajas con alimentos a algunas de las familias de los chicos que concurren allí, la Secretaría de Desarrollo Social asiste a 195 comedores y copa de leches, un número que se mantiene estable en los últimos años.
La demanda
Los operadores de Desarrollo Social señalan que si bien el 2016 fue crítico en cuanto a la suba de la demanda de alimentos, este año esos niveles se mantuvieron estables.
Y advierten que todavía son frecuentes "los pedidos de familias que han visto disminuir drásticamente sus ingresos porque dependían de trabajos informales o changas que hoy ya no tienen, y no les alcanza la Asignación Universal por Hijo para cubrir sus necesidades básicas".
La misma experiencia relatan quienes están al frente de los comedores escolares. Este año serán más las escuelas que se mantengan abiertas durante el receso para continuar brindando los servicios de comedor y copa de leche, en el marco del plan "Escuelas de Verano", donde se ofrecen actividades recreativas y de educación informal.
Cuando presentó la iniciativa, la ministra de Educación provincial, Claudia Balagué, precisó que en lo que va del año se incorporaron 40 escuelas al servicio de copa de leche, lo que llevó a otorgar en total más de 4.800 raciones en toda la provincia. Y también hubo incrementos en el número de comedores.
"Este año en particular hemos tenido muchas solicitudes para copas de leche, por eso todos los meses se fueron creando más lugares en toda la provincia. Esto fue muy llamativo en comparación con otros años", sostuvo la ministra.
Un conjunto de organizaciones sociales terminó la semana pasada de realizar el primer censo de personas en situación de calle. La iniciativa busca conocer con exactitud y visibilizar la problemática de los hombres y mujeres que duermen en las calles del macrocentro de la ciudad. La idea es extender la encuesta el año próximo a toda la ciudad.
Unas 220 personas, integrantes de las ONG y voluntarios, recorrieron durante tres días (del 14 al 19 de noviembre) la extensa geografía del macrocentro rosarino. Tomando como base 27 de Febrero, Avellaneda, las vías del ferrocarril y el río, los encuestadores recorrieron 16 zonas en dos horarios distintos, a las 6 y las 20.
El cuestionario del censo fue elaborado con el asesoramiento de la ONG Proyecto 7, que desarrolló una encuesta similar entre personas en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires.Además de datos personales, como edad o indicadores de ingresos o de salud, se consultó también sobre los motivos que los llevaron a vivir en la calle o sobre las herramientas que considera necesarias para cambiar su situación.
"La problemática de las personas en situación de calle toma estado público cada invierno, pero es una realidad que trasciende esa época del año. Por eso, con este censo quisimos conocer con exactitud cuántas son las personas que viven en la calle y visibilizar esta realidad", apuntó el referente de Movimiento de Acción Solidaria, Luciano Viso.
El censo fue organizado por el Movimiento de Acción Solidaria, el Refugio Sol de Noche, Manos Solidarias, Rosario Ciudad Unida, Rosario Solidaria y Empoderar para Transformar. Los primeros resultados del trabajo se conocerán en las próximas semanas.