Jorge Guadagnoli será recordado por su capacidad de superar el dolor por el asesinato de un hijo a través de Misión Eugenio, una iniciativa solidaria que brindó capacitación laboral a decenas de jóvenes. Su creador falleció ayer por Covid luego de tres semanas de internación. Tenía 60 años. Su vida dejó una huella profunda en la ciudad y entre los que lo conocieron.
La madrugada del 1 de diciembre de 2013, a dos cuadras de su casa, mataron de una puñalada, a su hijo Eugenio, de 19 años, a la salida de un boliche. La tragedia irrumpió en la vida de Jorge de forma violenta, pero el hombre no se dejó amedrentar. Le hizo frente y respondió con otra moneda: la de la solidaridad.
"Para mí fue como un padre", reconoció Valeria Espinoza, la vicepresidenta de Misión Eugenio, y una de sus primeras alumnas junto con Beatriz Príncipe. Jorge empezó con cursos de albañilería, al que asistió Beatriz y con los de auxiliar de maestra jardinera, que hizo Valeria. Desde ese momento no se separaron más de Misión Eugenio.
Quebradas de dolor poco podían decir de la gran persona que fue Jorge para ellas y tantos otros. "Tenía una gran energía y muchos proyectos. Cada fin de año nos reunía a todos y nos planteaba todos los planes que tenía para el siguiente año", contó Valeria. "El organizaba los cursos, buscaba el lugar donde dictarlos, conseguía las donaciones y buscaba a los jóvenes uno por uno para que participaran de la actividad. Era incansable", señaló la mujer quien a manifestó que los mejores años de su vida los pasó en los cursos de Misión Eugenio.
Las condolencias inundaron ayer las redes sociales. Desde el ex vicegobernador, Jorge Henn, hasta ministros provinciales, periodistas y los incontables alumnos de los cursos de albañilería, todos destacaron la personalidad de Jorge y la capacidad de darse a los demás, de hecho los últimos años estaba colaborando con el padre Tito, de la parroquia San Vicente de Paul en Puente Gallego, y su última obra, "casualmente" fue un comedor escolar para los chicos de Tío Rolo.
Misión
Después de la muerte de su hijo, Jorge selló una carta que decía que su compromiso estaba en "hacer todos los esfuerzos para que esto no suceda más, para que en esos chicos se despierte el sentido de lo positivo, de la construcción, de ocupar la mente en la vida y así poder aportar un granito de arena a una sociedad mejor". Así nació Misión Eugenio, en medio del vacío y del dolor.
En tres meses, Jorge comenzó a dictar los cursos de albañil y construcción en seco, y con su compañera Alejandra Stolle iniciaron las clases para auxiliar de maestra jardinera.
"Misión Eugenio es continuar la vida de mi hijo a través de una propuesta que quiere abrir espacios a nuevas y buenas situaciones, para dar herramientas laborales a gente que las necesite", aseguró Jorge en una nota realizada por La Capital en 2014.
Al año siguiente comenzaron los cursos de albañilería en el colegio Nuestra Señora de Itatí. También hicieron trabajos en el Club Boy Scout del Club Matheu y en la parroquia Nuestra Señora de los Angeles, de San Martín y Ceibo.
A finales de 2015 ya tenían personería jurídica, indispensable para que sus cursos obtuvieran una certificación, y desde ese momento se convirtieron en asociación civil.
A esa altura, Misión Eugenio había logrado un lugar de visibilidad que le permitió estrechar vínculos con la UNR, donde comenzaron a dictarse los cursos a cargo de Stoller de estimulación temprana.
Misión Eugenio logró un acuerdo con el Ministerio de Educación de la provincia que le permitió ofrecer cursos oficiales en los Centro de Capacitación Laboral (Cecla) de la zona sur. Luego la actividad se expandió a Venado Tuerto.
En 2016, Misión Eugenio cambió la esquina de San Juan y Entre Ríos, donde mataron a Eugenio Guadagnoli. Por deseo de Jorge se pintó de bermellón y se realizó una intervención artística que busca generar un espacio de reflexión.
Hace apenas tres semanas Jorge tuvo que ser internado por coronavirus. Todavía es difícil entender que ya no está. "Seguramente habrá vuelto a abrazar a su querido hijo Eugenio", reflexionaron las alumnas de un hombre que sin dudas será recordado con admiración por gran parte de la ciudad.