El juez Osvaldo Barbero libró ayer oficios a la Dirección Nacional de Migraciones con la
intención de establecer cómo Natalia Narváez, la chica rosarina de 13 años que se ausentó una
semana de su hogar, cruzó la frontera con Uruguay sin documentos ni autorización de sus padres. La
menor apareció el miércoles por la noche en la terminal de ómnibus de Paysandú (Uruguay) y se
especula que salió del país por el paso Concordia-Salto con la ayuda de un adulto. El caso disparó
la enérgica reacción de la ONG Missing Children Chicos Perdidos. Su presidente, Lidia Grichener,
admitió que “lamentablemente cualquiera puede pasar un menor por la frontera”.
Debido a la complejidad que rodea la fuga, resulta difícil descifrar si
existen responsabilidades penales, aunque será fundamental el relato que aporte la chica ante el
juez Osvaldo Barbero, algo que se concretará en las próximas horas.
Además de los conflictos familiares que envuelven el caso —existe
una denuncia contra un tío por supuesto abuso sexual—, la fuga de Natalia dejó varias
preguntas que la Justicia intentará despejar. ¿Cómo salió del país?, ¿alguien llegó hasta Rosario
para acompañarla hasta Uruguay?; si fue así, ¿con qué fines lo hizo?.
Lo que resulta grave para el juez Barbero es la facilidad que halló la
adolescente para traspasar los controles migratorios sin documentos ni autorización. “Esto
será investigado en profundidad, ya se libraron oficios a la Dirección de Migraciones”,
especificó el magistrado.
De acuerdo a los elementos objetivos que tiene en su poder, se supo que
la nena se fue de su casa por sus propios medios. “Los primeros exámenes médicos, practicados
apenas se la encontró, no dan cuenta de abuso o maltrato. Igualmente podría existir una
manipulación psicológica de parte de un adulto que vició su voluntad. Será importante para la causa
el relato que ella misma aporte”, indicó Barbero.
Aferrada a un peluche. La cónsul argentina en Paysandú, Adriana Zanutigh, quien acompañó el
miércoles a Natalia desde Uruguay para que se reencontrara con su madre en Colón (Entre Ríos),
recordó ayer que “la policía uruguaya la halló en la estación local, indefensa y aferrada a
un oso de peluche, luego de que le negaran un boleto en colectivo con destino a Colón”.
La diplomática dijo que le dio “contención emocional” y que
pudo saber que Natalia llegó a Uruguay por Concordia hasta Salto, para luego trasladarse al
departamento de Canelones, al sur del país oriental.
Cuando la encontraron “estaba sola” y Zanutigh la vio
“indefensa”, por eso le pareció “muy sugestivo” que la chica haya hecho
“tantos kilómetros sin la ayuda de un adulto”.
Consultada sobre los escasos controles en la frontera, la agregada
diplomática precisó que a raíz de eso “ya hay comunicaciones entre la Cancillería, el
Ministerio del Interior y la Dirección de Migraciones”.
Desde Missing Children, en tanto, Grichener admitió ayer a
La Capital que “lamentablemente cualquiera puede pasar un menor por la frontera”.
Es más, la ONG tiene registrado el caso de una nena de 14 años que, al igual que Natalia, también
cruzó a Uruguay sin problemas.
“Este verano recibimos varios mails de familias contándonos que
pasaron con sus hijos a Brasil sin el más mínimo control. Esto debería reverse, los controles
deberían ser más estrictos, sobre todo cuando hay menores en juego. ¿Por qué suponen que la persona
que presenta los papeles en la ventanilla de migraciones es la misma que pasa la frontera con los
chicos en auto?, se preguntó.