El final de la sesión del 26 de octubre en el Concejo Municipal estuvo marcado por un debate entre concejales de la oposición y la presidenta del cuerpo por un proyecto de modificación de uno de los capítulos del nuevo reglamento de edificación de la ciudad, que puede marcar una disminución en el arbolado público de Rosario a futuro. Mientras que la normativa contempla un espacio máximo de ocho metros entre cada ejemplar en las veredas, la modificación busca que los lotes con menos de once metros de frente tengan, como máximo, un árbol. Con el fenómeno de El Niño establecido en la región, que presentará temperaturas más elevadas y mayores acumulados de precipitaciones, los árboles funcionan como pulmón verde aportando oxígeno y sombra, a la vez que contribuyen a frenar lluvias y vientos.
El cruce se dio dos semanas después de que se aprobara la ordenanza 10.561, que incorpora al nuevo Reglamento de Edificación de Rosario el Capítulo II sobre “relaciones con la vía pública, linderos e instalaciones provisorias”. La misma llegó al Concejo a partir de un mensaje de la Intendencia para crear este apartado en el reglamento.
Después de la aprobación, el concejal Miguel Tessandori (Volver a Rosario) presentó un proyecto para modificar un punto específico de ese capítulo. El texto sancionado contempla que se deberá garantizar, como mínimo, un árbol o “espacio destinado” para el mismo por frente de parcela, con una distancia máxima entre ejemplares de ocho metros. Y especifica: “Cuando el ancho de la parcela y la distancia respecto de los árboles existentes posibilitara la incorporación de más de un ejemplar, se incorporará la mayor cantidad posible, siempre respetando las distancias indicadas”.
La modificación propuesta por Tessandori se trata de un párrafo a agregar, que sugiere que en las veredas de “lotes frentistas de menos de 11 metros de ancho se admitirá la existencia de un solo árbol por lote”, además de dar potestad al frentista de decidir “la posición del árbol a colocar en caso de que no tenga ningún ejemplar existente”. Consultados diversos arquitectos por este medio, indicaron que los frentes estándar miden 8,66 metros.
Contrapuntos
El debate surgió en sesión ya que una parte de la oposición planteó que el expediente se iba a tratar sólo en la comisión de Planeamiento y que era necesario que, al tratarse del arbolado público, también sea debatido en Ecología.
La cuestión técnica interna del Concejo pasó por un tema de carátulas del expediente, que sólo iba a pasar por la primera comisión por referirse a planificación urbana y no ser tomado en cuenta como una cuestión ambiental a pesar de que los elementos centrales del mismo son los árboles de alineación.
“La carátula del expediente dice arbolado. Cualquier expediente que habla de arbolado tiene la carátula de Ecología, que es la comisión madre. No hay manera de modificar el proyecto y que no tenga incumbencia la comisión de Ecología”, remarcó Jésica Pellegrini (Ciudad Futura) durante la sesión.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Fue la concejala María Luz Ferradas (Ciudad Futura) quien puso en consideración la posibilidad de incluir el proyecto de Tessandori a los debates de la comisión de Ecología, de la cual es presidenta. “Si estamos legislando sobre la cantidad de árboles que va a haber en una vereda, ¿cómo no vamos a medir el impacto ambiental y las consecuencias que tiene desde un punto de vista de (la comisión de) Ecología?”, se preguntó.
Remarcó que la modificación, en su esencia, “normaliza lo que hoy se puede hacer por medios exceptivos”: “Cuando hay un árbol que interfiere en el frente de una casa donde se quiere hacer una cochera, se pide la excepción a la Secretaría de Planeamiento y si corresponde, se da. Después, sabemos, como acá hemos visto y por lo que presentamos pedidos de informes que nunca nos respondieron, sobre otro tipo de prácticas de extracción sin permisos, por los que pagan multas y listo”.
Para la concejala, esta modificación “normaliza la excepción” y puede dar paso a que “sea mucho más fácil no plantar tantos árboles”.
Garages
Tuvo que interceder la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck (Arriba Rosario), quien aseguró: “La intención del autor de la modificación (Tessandori) es que en un frente de 11 metros no haya dos árboles porque no puede ingresar un vehículo en el caso de que haya un garage”.
Pero a las críticas a la modificación se sumó la edila Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), quien dijo: “En las argumentaciones del concejal Tessandori y de la voluntad de otros concejales que acompañan la iniciativa se hablaba todo el tiempo del ingreso vehicular. Lo que les planteé en comisión parlamentaria es que en ningún momento se nombra el ingreso vehicular en el texto. De lo único que se habla es de dar la potestad al frentista, que hay que discutirlo porque es romper con un criterio general donde nunca, en materia de arbolado público, se da la potestad al frentista de si se pone o no un árbol”.
“El ingreso vehicular es una cuestión de planificación urbana y de hecho se hace en la práctica: un arquitecto que tiene un ingreso vehicular proyectado, no tiene posibilidad de ponerlo en otro lugar y si tiene un árbol, se le permite extraerlo. La realidad es esa en la práctica”, agregó sobre un tema que trae controversias con frecuencia en la ciudad. Sin embargo, añadió que fueron “varias concejalas” las que consideraron al proyecto de modificación como un “planteo racional”: “Pedimos tiempo para observarlo y poder trabajar un texto”.
Tras el debate en el recinto, se aprobó por unanimidad la recaratulación del proyecto de modificación para que se pueda discutir también en la comisión de Ecología. Antes de eso, debe someterse a análisis en la reunión de Planeamiento.
Voces en contra
Consultada por La Capital, Ferradas dijo: “Se normaliza que en frentes de 11 metros o menos, que son la mayoría, tiene que haber un sólo árbol por frente en vez de respetar lo que hoy existe, que es una distancia máxima de ocho metros entre cada árbol”.
Desde la organización Nuestros Árboles Rosario, que promueve la preservación del arbolado urbano, también se manifestaron en contra de esta posible modificación.
La referente del espacio, Silvia Molina, aseguró a este medio que presentaron una nota entre “organizaciones ambientalistas y arquitectos que trabajan con nosotros, además de vecinos autoconvocados, para hablar de este tema en las comisiones de Planeamiento y de Ecología porque no estamos de acuerdo con la modificación que plantea el concejal Tessandori. Esta modificación va a avasallar el espacio verde. Cuando tengamos 50 grados (de temperatura), vamos a ver qué opinan”.
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La disminución de la sensación térmica es solo una de los beneficios que los árboles aportan a un entorno urbano sobrecargado de cemento y hormigón. Un árbol caducifolio (que pierde las hojas en determinado momento del año) desarrollado puede evaporar hasta 400 litros de agua en un día de verano con altas temperaturas, con lo que enfría el aire a su alrededor. Además, los árboles con copas expansivas pueden enfriar superficies de hasta 160 metros cuadrados (similar a un departamento de tres o cuatro dormitorios). También funcionan como corredores para flujos de aire, sobre todo para redirigir vientos intensos de tormenta, retienen partículas de polvo y purifican el aire.
“Nos parece una locura, no podemos «cementizar» más. Estamos completamente en contra de esa modificación, no podemos aceptarla”, añadió Molina, para concluir: “Si las ordenanzas vigentes no se cumple, ¿qué va a pasar con una modificación así? Cuando hablamos de espacio verde, estamos hablando de salud pública”.