Lucas Muggeri terminó el sexto año del Instituto Politécnico General San Martín en plena pandemia. Se recibió de técnico mecánico, pero decidió que no volvería a pisar un taller y se anotó en la facultad de Ciencias Médicas de la UNR. El 1º de abril empezará a cursar el MIU (el cursillo de ingreso común para los ingresantes de todas las carreras de la facultad) y ya se imagina cursando una especialidad en psiquiatría. "Me gusta la idea de generar un cambio en la vida de los otros", explica.
Hijo de una pareja de profesionales (mamá psicóloga, papá analista de sistemas) reconoce que la decisión de inclinarse por una disciplina relacionada con la salud sorprendió a los integrantes de su familia. "En la casa de mi mamá fue súper bien recibido que quiera ser médico, a mi papá le gustó muchísimo también pero creo que el siempre esperó que yo siga algo relacionado con la ingeniería", comenta.
Para él, en cambio, la elección está relacionada con un proceso. "Cuando estaba en sexto o séptimo grado de la primaria y quise ir al Poli pensaba que iba a estudiar algo relacionado con informática o ingeniería. Pero una vez en tercero o cuarto año del secundario pensé que quería estudiar algo más relacionado con las personas y en quinto me incliné por medicina", recuerda.
En esa elección, cuenta, tallaron varias cosas. La profesión de su mamá y la admiración que siempre le despertó su trabajo. "Es una persona que siempre ayudó a otros de manera desinteresada y a mi me gusta mucho la idea de ayudar a las personas, generar un cambio en la vida del otro", dice. Y también algunas experiencias de enfermedades familiares que lo acercaron al sistema de salud y le hicieron pensar en la posibilidad de especializarse en psiquiatría.
No influyó tanto la pandemia, dice, ni el lugar heroico en que el coronavirus ubicó a los profesionales de la salud. "Sí a partir de la pandemia me surgió la pregunta de cómo va a influir todo esto en la salud mental. Pienso que todo esto va a ser un tema interesante de investigación mientras esté estudiando", comenta.
Cursar en pandemia
Lucas curso todo el último año de su escuela secundaria en plena pandemia. La crisis sanitaria no le impidió realizar el viaje a Bariloche, que en el Politécnico se realiza en quinto año, pero sí lo dejó sin fiesta de graduación.
"Cursar en pandemia fue un poco incómodo porque la virtualidad implica muchas cosas. Para poder estudiar cómodamente hay que tener un espacio y los medios apropiados, algo con lo cual no cuentan todos los estudiantes. Yo tuve todo eso para estudiar tranquilo, pero muchas personas cercanas a mí tuvieron problemas, por eso creo que la virtualidad, más allá de que fue una forma creativa y rápida de resolver un problema, tiene muchas falencias todavía", concluye.