Más de la mitad de la población de Rosario fue víctima de un delito en 2011, pero a pesar de que la mayoría catalogó al hecho como grave o muy grave, el 67 por ciento no lo denunció. El dato, que revela un alto nivel de desconfianza en las instituciones del sistema penal, surge de una investigación de la facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que midió cuántas personas sufrieron delitos en la ciudad a lo largo de un año. Ese índice se ubicó en 55,6 por ciento, un número similar al detectado por estudios previos, incluso, de cuatro años antes. Según el muestreo, el sector medio-bajo apareció como el más castigado por el fenómeno y seis de cada diez rosarinos modificaron rutinas en su vida cotidiana para sentirse más protegidos.
La investigación, dirigida por la Secretaría de Relaciones Institucionales de la facultad, se realizó para aportar claridad y números concretos a la problemática de la seguridad. El estudio exploró una porción de ese universo complejo: se enfocó en los delitos contra la propiedad (llamados típicos o callejeros), más factibles de abordar por encuestas de victimización.
El estudio fue realizado ad honórem a lo largo del año pasado por docentes, investigadores, estudiantes y graduados de las carreras de Ciencia Política, Trabajo Social, Comunicación Social y Estadística.
El equipo de trabajo viene realizando estudios sobre seguridad desde esas disciplinas. "Nuestras investigaciones son más cualitativas y surgió la necesidad de datos cuantitativos para reflexionar sobre un tema de agenda. Estos estudios, en general, se hacen por consultoras privadas y son súper costosos. Por eso valoramos como muy positivo haber podido socializar un instrumento de recolección de datos de manera democrática y con ventajas metodológicas sobre otros cuestionarios", explicó Natalia Galano, licenciada en Ciencia Política, máster en Criminología y coordinadora del proyecto.
La encuesta se concretó en los primeros meses del año pasado y recopiló datos de 2011. El tamaño de la muestra fue de 412 casos de la ciudad, aunque por cuestiones operativas quedó excluida del estudio la población de villas miseria. Los encuestadores trabajaron sin seguro, en forma gratuita, y frente a la dificultad para entrar sin redes a algunos barrios, se resolvió abordarlos más adelante con otras herramientas de análisis.
Pero, ¿qué mide el índice de victimización? Refleja la cantidad de personas que fueron víctimas de un delito en la ciudad en un período determinado.
Es una herramienta que no basta por sí sola para obtener un mapa exhaustivo de la dinámica del delito (deja afuera homicidios y delitos económicos, por ejemplo), pero permite captar la cifra negra de incidentes no denunciados. El sondeo rastreó datos sobre los delitos más comunes, como robos y hurtos personales, de viviendas o de vehículos y autopartes. Este último rubro, ligado a un mercado ilegal, fue el consumado con más frecuencia (30,3 por ciento). En uno de cada cuatro hechos intervino un arma de fuego.
El muestreo arrojó un índice de victimización del 55,6 por ciento. Es un número similar a los de estudios anteriores y casi idéntico al detectado en 2007 en Rosario por la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Reveló que, en promedio, una de cada cuatro personas vivió alguna situación delictiva en 2011. Además, registró que una de cada cuatro personas sufrió más de un delito en el mismo lapso.
Eso significa que el fenómeno de la inseguridad no castiga a todos por igual. Recae con más fuerza sobre el sector medio-bajo, donde una de cada dos personas sufrió algún delito en 2011. "Son, justamente, los sectores con más dificultades para rearmarse", apuntó Galano.
El trabajo abrió líneas a investigaciones futuras para saber, por ejemplo, por qué las mujeres se sienten menos seguras. O por qué es tan bajo el nivel de denuncia ante el sistema penal.
Al respecto, el estudio arrojó que el 75,6 por ciento de las víctimas asigna gravedad al hecho, pero sólo el 33,4 por ciento lo denuncia.
"Un universo importante de damnificados no encuentra solución en el sistema penal", dice el informe. Se denuncian más robos y hurtos (41,9 por ciento del total) que lesiones y amenazas (33,3 por ciento).
La omisión suele justificarse en la "inercia, impericia o falta de pruebas para actuar" de las agencias penales. Un 12 por ciento de los damnificados, incluso, evidenció rechazo a la policía y algunos afirmaron recurrir a canales alternativos como éste: "Conocía al delincuente y lo resolví yo mismo o con un familiar".