Los municipios de la región afinan sus estrategias para enfrentar el cambio climático, un escenario que ya no es futurista y que obliga a los gobiernos locales a trabajar sobre dos frentes en simultáneo: la mitigación (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero), y la adaptación a nuevos patrones climáticos que en la zona se expresan con lluvias más intensas y una "tropicalización" de los veranos.
Una matriz energética extremadamente dependiente de los combustibles fósiles en los sistemas de transporte, el alto consumo de electricidad y la mala gestión de residuos, son algunos de los temas que preocupan a los municipios, tal como se expresó durante uno de los paneles del V Foro de Desarrollo Sostenible, que culminó ayer en Rosario tras dos días de muy intensa actividad, tanto desde lo académico como desde los dispositivos que se armaron para la participación ciudadana.
"Hasta hace unos años nadie prestaba atención al tema porque se pensaba que era algo que iban a padecer nuestros nietos. Hoy, que tenemos el 40 por ciento de nuestras tierras anegadas, hay otra conciencia", se sinceró Carlos Carignano, intendente de la localidad del suroeste cordobés de Camilo Aldao, quien explicó que con la asistencia de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (Ramcc) decidieron pasar a la acción directa.
Tras un primer diagnóstico de la situación, desde la administración local se encontraron con que este pueblo de 5.500 habitantes tiene un nivel de emisiones de dióxido de carbono que duplica el promedio del país, como resultado de su perfil fuertemente agrícola.
"El 80 por ciento de nuestras emisiones viene de la energía y el 20 por ciento de la agricultura, pero si incluimos en agricultura el uso de combustibles atado a esas actividades, los porcentajes cambian", explicó el jefe comunal, quien sumó otro dato: mientras que el aporte de emisiones por hectárea que afectan el ambiente es de 1.475 toneladas en promedio a nivel país, en la zona comunal de Camilo Aldao esa cifra trepa hasta las 2.600 toneladas.
Plan de acción. Siempre con el asesoramiento de la Red, desde la intendencia de Camilo Aldao se puso en marcha un plan de mitigación que incluye un fuerte trabajo en las escuelas sobre lo que significa el cambio climático, sus consecuencias y la responsabilidad de cada ciudadano.
También lanzaron una modernización del alumbrado público pasando a luces led, que permiten ahorrar hasta un 60 por ciento de energía eléctrica: "pretendemos que el vecino adopte el mismo comportamiento en su casa", dijo Carignano.
Por el lado de los desechos de arbolado, se puso en marcha un plan de chipeo para compostaje o para calefacción a leña de hogares sin gas. Y se avanzó en la separación en origen de residuos, y en la promoción de las energías renovables.
Amado Zorzón, intendente de Malabrigo (Santa Fe), explicó que en ese municipio tienen un ambicioso plan para dar luz a una de sus avenidas a través de paneles solares, una tecnología que también planean utilizar en los edificios públicos: "Reemplazamos el alumbrado público por lámparas de bajo consumo". También están impulsando la utilización de transportes alternativos al auto, una forma de moverse muy arraigada a pesar de que las distancias en esas localidades muchas veces no son largas.
Cuesta cambiar el chip cultural
Hubo muchos esfuerzos (exitosos) para reducir la "huella" ecológica en el V Foro de Desarrollo Sostenible, que culminó ayer en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa: se tomó agua en jarra (no envasada) y no hubo folletería ni programas en papel, sólo en digital. La contra: las luces estuvieron prendidas durante el día, con cortinas cerradas y persianas bajas. Sin dudas lleva tiempo cambiar algunos hábitos.