Los estudiantes santafesinos rinden hoy la polémica Prueba Pisa que evalúa conocimientos en matemática, ciencias y lectura. En total son 560 los alumnos que pertenecen a 18 escuelas provinciales los que participaran en esta evaluación internacional. Los exámenes alcanzan a todas las jurisdicciones, abarcando a 7.500 chicos que responden a 238 escuelas públicas y privadas de todo el país. Los gremios docentes expresaron su rechazo y reclaman una evaluación que respete las realidades regionales y con participación de los educadores.
El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, más conocido por sus siglas en inglés como Pisa, es impulsado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), y tiene por meta evaluar los conocimientos de los alumnos cercanos al final de la educación obligatoria. La prueba se aplica cada tres años a estudiantes de 15 años, independientemente del año escolar que estén cursando, y en cada oportunidad poniendo el acento en determinada área, esta vez será en las ciencias. Quienes participan de este examen son elegidos a partir de una muestra aleatoria de escuelas públicas, privadas, urbanas y rurales.
Esta evaluación internacional es estandarizada, comparativa y se aplica en 65 países de todo el mundo. Además del rendimiento escolar también se estudian una serie de indicadores asociados a los resultados educativos. Desde la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación de la Nación, precisaron a La Capital que son 238 las escuelas que participan de la Prueba Pisa 2015 representando al país. En tanto que son 7.500 los alumnos y alumnas que rinden. La fecha de los exámenes comenzaron ayer y se extienden hasta el viernes 4. Cada provincia elige el día en que toma la prueba a sus estudiantes, que en el caso santafesino es hoy. A su vez, desde Educación provincial señalaron que son 560 los chicos de 18 escuelas los que pasarán por este examen.
A fines de diciembre de 2013 se conocieron los resultados de la prueba tomada en 2012, donde la Argentina obtuvo un puntaje promedio de 406 en ciencias, 396 en lengua y 388 en matemática, y que la ubicó en el puesto 59 de los 65 países participantes. En esa oportunidad, el ministro de Educación Alberto Sileoni, había destacado que se lograron mantener los niveles de desempeño de los jóvenes, además de incorporarse 195 mil chicos más a la secundaria. También se recordó que buena parte de los chicos que participaron de esta prueba no estaban en el año escolar que le correspondería por edad, por haber repetido de año, no ingresaron a tiempo o habían retomado la escuela.
Qué dicen los gremios. La secretaria general de la Ctera y Amsafé provincial, Sonia Alesso, recordó que Pisa evalúa a los chicos de 15 años “independientemente del curso en que estén; es decir, da lo mismo que estén en primer año que en tercero o cuarto (según la provincia)” y a través de una prueba de “alta competencia lingüística en interpretación de textos traducidos del inglés a un castellano neutro, inaccesible para muchos de nuestros estudiantes”. Además de puntualizar el carácter mercantilista de esta prueba, ya que con los resultados, la Ocde elabora luego “un ranking de países según los puntajes obtenidos que serán utilizados como instrumento de calificación por el Banco Mundial, el BID y el FMI”.
Alesso recordó que la ley de educación nacional establece un consejo de evaluación de la calidad educativa con participación de los trabajadores, el cual no ha sido convocado. “Ctera rechaza la aplicación de las pruebas Pisa en nuestro país y reclama la convocatoria a los sindicatos docentes” a todos los consejos consultivos relacionados con el trabajo docente, el cual incluye también a la tarea de evaluar.
“La Prueba Pisa no es un parámetro válido para la elaboración de políticas públicas”, opinó por su parte el secretario del Sadop Rosario, Martín Lucero. "Se trata de un enlatado donde los mismos que evalúan venden la receta”, dijo al recordar a quienes promueven esta prueba estandarizada (Ocde) son los que luego toman a la educación como una mercancía. Recordó que estas evaluaciones no reconocen la situación social de los chicos que están aprendiendo y menos a los excluidos del sistema. También que poco tiene que ver comparar realidades de naciones tan distantes en sus economías y poblaciones, como pueden ser Finlandia con la Argentina. Por eso señaló que lo apropiado es diseñar “un sistema regional de evaluación que diga qué aprenden los chicos, cómo lo hacen y cuántos son los que están aprendiendo” pero respetando las realidades y contextos cercanos.
También el año pasado, el pedagogo y director de Clacso, Pablo Gentili, había recomendado que “la Argentina se retire de la Prueba Pisa”. “Detrás de la Ocde viene siempre el Banco Mundial haciendo las recomendaciones técnicas, lavándose un poco el rostro de lo que hizo con el mundo más pobre durante las últimas cuatro décadas”, puntualizó el educador durante el congreso de nacional “Más y mejor educación para todos”, realizado en octubre de 2014 en Buenos Aires. “Dentro de poco les vamos a medir el cráneo a los niños y en función del tamaño sacaremos algunos indicadores de éxito o fracaso, para demostrar que los pobres aprenden poco y por eso son pobres y los ricos aprenden mucho y por eso son ricos”, ironizó Gentili sobre estas pruebas de medición. Se mostró a favor de evaluar pero con un sentido de respeto al derecho a educarse: “Queremos entender qué pasa en nuestros sistemas educativos no para castigar a los más pobres sino para generar mejores condiciones de igualdad”.
Otro pensador que se manifestó contrario a estas evaluaciones comparativas es el economista Bernardo Klilsberg, quien en oportunidad del congreso mundial de educación comparada realizado en julio de 2013 en Buenos Aires, dijo: “Pisa mide matemática, lectura, ciencias naturales, todo eso es muy valioso. Pero Pisa no mide lo más importante de todo: si formamos buenas personas, en valores éticos, en solidaridad”.