Con un promedio de 4 mil personas en cada una de las noches de corso del parque Independencia y masivas convocatorias en el Anfiteatro Municipal, en el paseo comercial Arijón, San Martín y Ayolas o Juan José Paso y Olavarría; los carnavales se despiden de la ciudad. Esta noche, a partir de las 21 en el predio de la ex Sociedad Rural desfilarán comparsas y se coronará a los reyes del festejo. Pero, como todos los buenos finales, habrá una yapa: hasta fin de mes los festivales y bailes se sucederán en plazas, clubes y centros culturales barriales.
A la pista montada en bulevar Oroño al 2600 saldrán esta noche algunas de las formaciones más antiguas de la ciudad: Ebacoi, El sueño del Rey Momo, Percusión Oeste, Rekebra, Bahía Rosarina y Libertad. Entre ellas se elegirá a las mejores comparsa y batucada, a la reina de batucada y al rey y la reina del carnaval.
Así, los homenajes a Momo llegarán a su fin, después de andar casi un mes girando por distintos barrios, parques, plazas y clubes de toda la ciudad.
Según cálculos de la Secretaría de Cultura del municipio, unas 60 mil personas participaron de los festejos. Un promedio de 4 mil personas por noche se acercó al corsódromo del predio ferial Independencia, otras 10 mil se sumaron en las tres fechas del Anfiteatro, los desfiles de avenida Arijón convocaron a unos 6 mil vecinos, la fecha de Juan José Paso y Olavarría sumó otros 6 mil y en San Martín y Ayolas hubo 3.500 personas. Todo a grandes números, por tratarse de actividades abiertas y gratuitas.
"Respecto al año pasado hemos crecido no sólo en convocatoria, sino que también hemos sumado nuevos espacios por ejemplo, agregamos dos días más en el Anfiteatro, consolidamos los desfiles callejeros en avenida Arijón y las murgas organizaron también sus propios festejos", aseguró, a modo de balance, Ariel Illanes, director general de Actividades Integradas del municipio.
Además, este año se puso en marcha el "Carnaval Rodante", un carromato que fue sede nómade de un carnaval a cargo de la compañía teatral Tablas Rodantes que, en cada presentación en espacios públicos, sumó distintos invitados.
Populares. Para contar la historia de las comparsas rosarinas hay que remitirse a más de diez años atrás, al pobre escenario que dejó la crisis del 2001 en los barrios de la ciudad. Los primeros tambores se empezaron a escuchar en casas humildes de Cristalería, Tío Rolo, 7 de Septiembre o Cerámica, como una apuesta a despertar la alegría.
Actualmente unas 1.700 personas integran las comparsas y batucadas, algunas compuestas incluso por varias generaciones de una misma familia. "Detrás del carnaval local hay todo un trabajo de inclusión y participación social que se fue consolidando con el tiempo. La movida comienza en barrios alejados del centro donde los jóvenes empiezan a juntarse y ensayar", apuntó Illanes.
Otro de los sellos distintivos del los festejos locales tiene que ver con la heterogeneidad de sus formaciones. La murga porteña convive con la uruguaya y también hay comparsas y batucadas; una variedad de expresiones que, para el funcionario, también caracteriza a la celebración local.
Con este espíritu, las comparsas volverán hoy a recorrer las pistas. Mañana, comenzará otro trabajo.