Este año el Día del Canillita, que se celebra el 7 de noviembre de cada año, tuvo un tinte especial por la pandemia. Desde el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Rosario expresaron su compromiso de “seguir trabajando con pasión, con los cuidados correspondientes, y si bien hay cierto temor al contagio, seguiremos con la cabeza en alto y la dignidad a flor de piel”, expresó Gabriel Zacnún desde el gremio con motivo de este aniversario.
En este marco, los canillitas fueron homenajeados a través de algunos de sus protagonistas. Este es el caso de Carlos Chiesa, quien desde hace cinco años instaló su quiosco en las Cuatro Plazas, (Mendoza y Provincias Unidas).
La vida de Chiesa cambió bastante desde que comenzó a trabajar como canillita, porque antes se desempeñaba de lunes a viernes, y ahora lo hace de lunes a lunes, sin descanso. “Antes tenía un trabajo administrativo y ahora estoy en contacto con la gente todo el día y eso me encanta”, contó el hombre.
Por su parte, Carlos Martínez, canillita desde hace 40 años, combina la venta con las tareas sindicales ya que es el secretario general del gremio.
Con motivo del Día del Canillita, Martínez analizó la situación de sus colegas ante los adelantos tecnológicos. “La venta de nuestros productos, en especial la gráfica, se complicó mucho. La aparición de la TV puso en riesgo la actividad y ahora se sumaron las redes sociales. Tenemos que transformar el tradicional quiosco y agregarle productos”, reflexionó.
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Martínez recordó que “en la década del 80 se reunían varios canillitas, a las once de la noche, en el que era el bar “La Capital”, frente a la sede del diario. Nos encontrábamos con colegas y con Alfredo Bunetta, un gran boxeador, que además conocía a gente del espectáculo y nos acercaba algún personaje conocido; una vez nos trajo a Carmen Barbieri”.
En 27 y Lagos
Desde hace cinco años, Gladis Pereira es la canillita de Ovidio Lagos y 27 de Febrero. Ella y su marido recorren grandes distancias para llegar a su puesto de diarios. A ella le encanta la relación con los clientes y los considera amigos. “Los veo y hablo con ellos casi todos los días y eso me da felicidad. Es más, muchas veces hacen terapia conmigo”, contó la mujer.
En este tiempo, Gladis observó que hubo consumidores de diarios y revistas que se alejaron por temor al virus y por la situación económica. “También la inseguridad nos perturba a todos”, indicó quien disfruta de su trabajo como canillita.