"Porque sí, porque en esta vida no quiero pasar más un día más entero sin ti",
escribió Andrés Calamaro en una bella y también dramática canción de amor, "Sin documentos", que
entró en la historia desde el mismo instante en que fuera pública, en 1993. Pero la poética
vocación de "atravesar el viento sin documentos" del virtuoso cantautor no se compadece con la
necesidad de casi 80 mil santafesinos que esperan que el Estado les provea de un instrumento
esencial: el Documento Nacional de Identidad (DNI). Con más de un año de atraso en las entregas, el
Registro Nacional de las Personas (Renaper) recibió una brigada de 10 rosarinos y 10 santafesinos
aportados desde el Ministerio de Justicia provincial, que de manera manuscrita y luego de aprobar
un examen de caligrafía —como en los tiempos de la biblioteca de Alejandría, hace 2.600
años— confeccionan uno a uno los DNI de las personas indocumentadas de la provincia de Santa
Fe.
El creciente número de indocumentados —en especial
luego de la renovación obligatoria al cumplir 16 años— no es nuevo, ni exclusivo de los
santafesinos. Alcanza a todo el país. Y se sabe, sin documentos no se puede conseguir un trabajo,
pasar un examen médico, cobrar un cheque ni votar, entre otras muchas imposibilidades.
"Necesitamos respetar un derecho básico, a la identidad",
explicó a La Capital Roberto Vicente, secretario de Justicia a cargo del Registro Civil
santafesino.
La administración Binner heredó, además, un trámite
judicial impulsado por la Defensoría del Pueblo. Fue un amparo ante la Justicia federal presentado
en marzo de 2005, y que prosperó favorablemente. Entonces decidió impulsar el convenio con la
Nación, donde presta sus recursos humanos al tiempo que resuelve falencias graves y da respuesta a
un imperativo judicial.
El Renaper venía entregando entre 150 y 300 documentos de
santafesinos por semana, una producción que no resuelve la brecha de los 80 mil faltantes. Fue así
que por iniciativa del gobierno socialista se concretó un convenio con el organismo nacional
encargado de confeccionar los documentos. Desde el lunes pasado, y durante 8 semanas, 20
santafesinos se están encargando de la confección de entre 8 y 9 mil documentos por semana.
"Calculamos que estaremos resolviendo unos 50 a 60 mil documentos, gran parte del atraso
acumulado", explicó ayer Santiago Lemos, director provincial del Gabinete del Ministerio de
Justicia de Santa Fe, y a cargo de la tropa de escribas santafesinos instalados transitoriamente en
Buenos Aires.
Los santafesinos se sumaron con entusiasmo a la aventura de
cambiar de aire laboral, por unas semanas, trabajando en el intrincado microcentro porteño. Lo
hacen de 8 a 16, con 30 minutos para almorzar y reciben un viático por todo concepto de 225 pesos
diarios. Con ese dinero, que aporta el Renaper —según confirmó Vicente—, les hacen
frente al alojamiento y a las comidas en el siempre caro centro de Buenos Aires. "No salimos a
contratar gente para esta actividad, y por suerte se anotaron más personas (todas de planta
permanente) de las que necesitábamos", explicó Lemos.
La digitalización de los DNI sigue insólitamente pendiente
en la Argentina de 2008. Ya ningún documento se hace a mano, de a uno, excepto el documento
principal de los argentinos. A fines de los 90 se confeccionó un gigantesco contrato de más de mil
millones de dólares con la empresa Siemens, que se iba a encargar de hacer el nuevo DNI. Pero en
2000, durante el gobierno de De la Rúa, estallaron fuertes sospechas de cobro de "comisiones" en
ese contrato. Y entonces el convenio fue dado de baja. Ocho años después, los DNI siguen esperando
que les llegue la modernidad.
Por lo pronto, unos escribas santafesinos le están dando
una mano al gobierno nacional, al menos para achicar la deuda con miles de habitantes de la bota,
que andan apenas "atravesando el viento sin documentos".