De todos modos, Floriani sabe que no puede desentenderse de esa responsabilidad y por eso eludió durante el día (por eso y porque estaba afuera de Rosario) la requisitoria de todos los medios para responder sobre el tema.
Por Daniel Abba
De todos modos, Floriani sabe que no puede desentenderse de esa responsabilidad y por eso eludió durante el día (por eso y porque estaba afuera de Rosario) la requisitoria de todos los medios para responder sobre el tema.
Recién anoche aceptó mantener un diálogo con este diario:
Exactamente, ¿qué medidas se tomaron ante este escándalo?
—Ordené un sumario interno para determinar las responsabilidades ante esta anomalía.
¿Y con respecto a la persona contratada?
—Dispuse suspender el pago y no es más contratada, se discontinuó su contrato. Hubo un acto administrativo, una resolución, por la que se terminó el contrato que tenía.
¿Qué autocrítica se hace?
—En principio decidí primero dar de baja el contrato y después ordenar un sumario no para cumplir con las formas, sino para que pase algo. Esto no puede quedar así nomás. El pecado fue del que supervisa, que siguió tolerando a una empleada que no estaba y un trabajo que no se hacía.
¿Cómo pudo darse esta situación?
—Lo más grave, más allá de que habrá que investigar por qué se le certificaban servicios que no cumplía, era tener a esa empleada, con esos antecedentes.
¿Y por qué pasó?
—Lo judicial no lo sabíamos. La Justicia nunca nos informó a nosotros como empleador de la situación en la que se encontraba esta chica. Y no lo podemos saber.
¿Cuánto cobraba?
—Algo así como 12 mil pesos por mes.