
Jueves 22 de Enero de 2009
La respuesta del intendente Miguel Lifschitz a las críticas de los concejales de
la oposición ante los incrementos registrados en las boletas de la tasa general de inmuebles (TGI)
no se hicieron esperar. Aprovechando la presentación de un balance de las actividades realizadas
durante el verano en los predios municipales, el mandatario local dijo estar sorprendido por las
declaraciones “de los concejales que recién llegan de sus vacaciones en Brasil o Punta del
Este y que cuestionan los aumentos en los barrios más caros de Rosario”. Además remarcó que
“más del 60% de los vecinos no sufrieron modificaciones” e insistió en que “con
estos recursos se financian las políticas sociales del municipio”.
La polémica comenzó con la llegada de las boletas. Los más afectados
fueron los barrios cerrados de la ciudad, donde la suba llegó en algunos casos al 1.500%. Pero en
otros sectores, como zona sur y norte, también hubo frentistas que recibieron incrementos de entre
el 180% y el 300%.
Cruces. Ante ese panorama, los concejales de la oposición fueron los primeros en salir a
criticar las subas. El justicialista Arturo Gandolla aseguró que el caso de los vecinos de los
countries “amerita que recurran a la vía judicial”, mientras que al resto sólo les
recomendó “no votarlos más”.
Sin embargo, el edil del Frente para la Victoria no fue el único. El
radical Jorge Boasso recordó que “en diciembre advertimos que iban a haber aumentos de hasta
el 300%” y aseguró que la gente “es rehén de la mayoría socialista”. Además,
señaló que se evaluarán las alternativas para llevar adelante “una acción colectiva” a
través de la Defensoría del Pueblo, una medida que evalúan algunos vecinos de la ciudad (ver
aparte).
El intendente salió al cruce de esas declaraciones sin ahorrar
calificativos. Se refirió a “un concejal peronista que pasó de ser abanderado de los humildes
a ser un abanderado de las personas de más recursos en la ciudad al tratar de justificar los
reclamos de algunos propietarios que tienen predios baldíos de hasta cuatro manzanas en los lugares
más costosos de la ciudad”.
“No es un aumento”. Asimismo, Lifschitz insistió en que “no es un aumento
de tasa. Se adecuaron las valuaciones de las propiedades a su valor real porque había algunas muy
valiosas que estaban muy por debajo de lo que correspondía”.
El intendente volvió a enfatizar que “casi el 60% de los rosarinos
no tuvieron incremento” y volvió a recordar que “con estos recursos se financia el
gasto social del municipio, como es la salud pública, los proyectos de deportes y de recreación,
las políticas sociales de la ciudad”.
Lifschitz sostuvo que en los barrios cerrados “la Municipalidad
presta los mismos servicios que en el resto de la ciudad”, al tiempo que agregó: “Hay
otros servicios que son generales, como la salud pública, porque cuando alguien se accidenta nadie
le pregunta dónde vive o cuánto vale su propiedad, sino que se lo atiende y ese servicio está a
disposición de los rosarinos por igual sin distinción de su condición social. Y lo pagamos entre
todos”.
Revisiones. Aunque insistió en su posición y aseguró que hay viviendas que “sufrieron
modificaciones que no habían sido declaradas”, el intendente no descartó que en la
liquidación de las nuevas boletas de TGI se hayan deslizado algunos errores. Por eso, aseguró que
“se están revisando y atendiendo todas las situaciones particulares y todos los reclamos que
lleguen al municipio”.
En relación con las propuestas de los concejales opositores de llevar el
reclamo de los vecinos a los Tribunales provinciales, ya sea en forma particular como colectiva
(ver aparte), Lifschitz indicó que la Justicia “es una vía que siempre esta abierta para
cualquier ciudadano”.