Se separaron hace unos ocho meses después de haber vivido juntos 11 años y de haber tenido una hija, hoy de 10. El, Ceferino Frías, de 53, se metió de prepo anteayer en la casa de su ex mujer para llevarse un inodoro. Ella, Adelina, de 43, lo quiso detener. Entonces el hombre la atacó a golpes, primero con el propio inodoro y después a machetazos, con los que incluso la hirió.
Pero la cosa no quedó ahí. Cuando ya había caído el sol, él volvió y se sentó a esperar en la vereda, amenazante, con un bidón de nafta. Allí fue cuando apareció en escena Waldo Wabrisezewiez, otro hijo de ella, de 18 años, que fue a reprocharle a su ex padrastro la agresión que le había propinado a su madre. El reaccionó como todo venía indicando: lo roció con combustible y le prendió fuego con un encendedor. La policía llegó 15 minutos después de que el chico fuera quemado, a pesar de que Adelina había ido esa misma tarde a radicar la cuarta denuncia por violencia contra su ex concubino.
Todo ocurrió a pocos metros de Fontana y Luzuriaga, sobre una cortada en Nuevo Alberdi. Y ayer, mientras Waldo evolucionaba favorablemente en el centro de quemados del Británico y su mamá visitaba al forense, el resto de la familia le contó a LaCapital cómo se habían encadenado los hechos.
Según el relato de Yohana (23), otra de los siete hijos que tuvo Adelina, su ex padrastro ya había mostrado muchas veces su rostro más violento. De hecho, recordó, su madre había radicado cuatro denuncias por violencia en la subcomisaría 2ª y el hombre tenía incluso una orden judicial que le prohibía acercarse a su ex casa, donde también funciona un quiosco.
Pero la necesidad impone sus códigos y él se mudó a una casilla en la manzana de enfrente, a menos de 50 metros de donde había vivido con Adelina y tres chicos, la hija de ambos y otros dos de ella.
Yohana dijo que el hombre siempre sostuvo ser ex combatiente de Malvinas (ver aparte), un tema que reaparecía "sobre todo cuando había bebido un poco".
Y como nunca aceptó la separación, despechado, Frías irrumpió anteayer a la tarde en la casa de su ex para llevarse un inodoro que había en el patio y que era suyo, aunque luego intentó avanzar con otras pertenencias. Cuando la mujer lo frenó, el hombre "se sacó y empezó a golpearla en la cabeza con el sanitario y luego a darle machetazos en la espalda y los brazos".
La mujer peregrinó entonces nuevamente a la subcomisaría 2ª para dejar asentada otra denuncia contra su ex. Aun así, la policía nunca se hizo presente en su casa hasta que fue demasiado tarde, "pese a que todos, la familia y vecinos, nos cansamos de llamar al 911 y la seccional. Cuando llegaron los milicos nos la agarramos con ellos".
Porque a la nochecita "él volvió con un bidón de nafta y se sentó ahí a esperar", señaló Yohana. "Pero como mi hermano acababa de llegar de trabajar, sabía lo que había pasado y tuvo miedo de que la quemara viva a mi mamá, le fue a pegar. No se esperaba la reacción de él".
En un segundo, el agresor le arrojó combustible. Rápido de reflejos, Waldo se dio vuelta, lo que hizo que cuando Frías le tiró el encendedor el fuego le tomara sólo los brazos, la espalda y una pierna.
El chico corrió envuelto en llamas varios metros, hasta que encontró una zanja donde arrojarse para apagar el fuego que corría sobre la camiseta de Argentina que llevaba puesta y su propia piel.
Furia en el barrio. El vecindario entero reaccionó, incluidos familiares de la víctima y del propio agresor, que según Yohana recordaron que años antes ya le había prendido fuego a una hermana y también había sido violento con anteriores parejas.
Frías se ligó una paliza que sólo frenó la llegada de la policía. Recién entonces paró la violencia: el agresor quedó detenido en la seccional, previo paso por el Hospital Eva Perón, y a Waldo lo llevaron en auto al Alberdi.
El director de ese centro asistencial, Ariel Masa, contó que al muchacho se le practicaron las primeras curaciones y, con analgésicos, después fue derivado al centro de quemados del Británico.
En ese instituto especializado el chico quedó en terapia, con el 30 por ciento de la superficie corporal quemada: ambos brazos, la espalda y la parte posterior de la pierna derecha, detalló el director del centro de salud, Osvaldo Freddi. Su estado ayer era "estable", con un pronóstico "relativamente bueno".
En cuanto a Frías, el juez Gustavo Pérez de Urrechu le imputó los delitos de desobediencia a una orden judicial, lesiones leves agravadas y tentativa de homicidio. Y a raíz de esto, le dictó una prisión preventiva de 30 días.