Con una veintena de remisiones de autos al corralón, advertencias en locales y bancos del microcentro y la desarticulación de una carrera de caballos que iba a desarrollarse en el Hipódromo Independencia, Rosario transitó con cierta calma sus primeras 24 horas de controles en sintonía con las restricciones vigentes hasta el 31 de mayo. De acuerdo a los primeros monitoreos en movilidad, el flujo vehicular se desplazó de la periferia al centro por la mañana y de forma inversa por la tarde. Hubo 3 mil taxis prestando servicios en las calles.
Si bien los datos concretos estarán hoy, el primer pantallazo habla de un debut con un índice de acatamiento razonable por parte de los rosarinos. A ello debe agregarse el factor climático: las intensas lluvias desalentaron la circulación de personas.
No obstante, se registraron 18 remisiones hechas por la Intendencia y otros 4 coches que fueron al corralón por diversos motivos, en el marco de controles donde en su mayoría la gente acreditó su movimiento a través de la app del gobierno. Hubo 30 puntos de inspección.
El hecho más pintoresco fue la carrera hípica que se estaba por disputar en el Hipódromo. Hasta allí se trasladó el secretario de Gobierno municipal, Gustavo Zignago, quien acordó la suspensión de la misma pero se estableció que los jinetes vareadores pudieran entrenar a los equinos durante estos 10 días.
“Tenían que correr, pero el decreto establece expresamente que no pueden hacerlo. El tema es que la notificación llegó muy tarde”, explicó el funcionario quien detalló que la carrera se había autorizado antes de las restricciones.
Hasta allí habían llegado un centenar de trabajadores vinculados al rubro. Estaban previstas 7 carreras con unos 8 equinos por línea. Ya se los había alimentado, revisado por los veterinarios y el certamen estaba a punto de comenzar con todo preparado para correr.
Después de un debate para desarticular el evento, se acordó que se continuaría en fase entrenamiento hasta tanto se levanten las restricciones. Los pura sangre precisan una actividad física diaria y además son un sustento para los jinetes. “Es la segunda vez que les ocurre, pero se definió que se reprograme la actividad”, puntualizó Zignago.
Movilidad
En tanto, desde Gobierno recibieron anoche los primeros datos del comportamiento de los rosarinos en la nueva fase de restricciones.
“En algunos momentos, como a la mañana, se detectó que la mayoría de la gente vino de la periferia al centro y por la tarde en el sentido inverso, en sintonía con los horarios laborales. Hubo 3 mil taxis circulando y los controles en los 30 puntos estuvieron activos en los ingresos y lugares estratégicos. Bajó el flujo vehicular”, apuntó Zignago.
Durante la mañana se registraron dos episodios en el centro. La tienda Falabella abrió sus puertas como el resto del comercio, pero nuevamente la aglomeración de gente provocó la presencia de agentes de la GUM para acomodar la fila.
Y lo mismo ocurrió con un banco en la esquina de Entre Ríos y San Lorenzo que paga las jubilaciones con atención al público. Allí también hubo una larga hilera.
“Los pusimos en conocimiento de la vigencia del decreto y los conminamos a que colaboren a partir de la responsabilidad empresaria bajo apercibimiento de hacer efectivo el poder de policía municipal para hacer cumplir lo establecido”, indicó Zignago. En el caso de Falabella, se labró un acta y se los notificó. “Si mañana alguno incurre en alguna conducta violatoria de las disposiciones sanitarias, vamos a aplicar nuestro poder de policía”, advirtió el secretario de Gobierno.
Más temprano, la secretaria de Control y Convivencia, Carolina Labayru, había indicado: “La recomendación es ir al negocio de cercanía, por eso vinimos a hablar con la gerencia de Falabella para consensuar alguna medida y tratar de evitar una clausura anticipada; ellos son responsables de que se genere esta fila en las afueras del comercio y deben hacerse cargo”. En otro orden, la funcionaria aclaró que quienes presenten alguna anomalía en los controles y se labre un acta, no será algo meramente administrativo sino que se hará una causa penal por el incumplimiento del decreto. De hecho, del 2020 quedaron en el corralón más de 300 rodados que no fueron retirados hasta tanto la Justicia emita su resolución.
Panorama en el gran Rosario
El intendente de Funes, Rolvider Santacroce, recordó su sentencia ante la nueva resolución provincial. “Obviamente, dejaremos ingresar a todos esos trabajadores de la construcción, pero creemos que este fin de semana no es para comer un asadito ni pasarla bien en una reunión. Es para quedarse en casa y ayudarnos”. A poco de debutar las nuevas medidas, más de 40 automovilistas tuvieron que pegar media vuelta en los retenes y volver a sus domicilios en Rosario.
En Pueblo Esther se maneja la misma firmeza. Su intendente, Martín Gherardi, aclaró que no se permitirá el acceso a la ciudad a quienes viajen durante el fin de semana. “No podrán circular las personas que no estén trabajando en la localidad. No vamos a permitir el ingreso de gente que vaya a pasar sólo el fin de semana. Trataremos de bajar lo más posible la circulación de ciudadanos. La intención del decreto provincial es justamente frenar esta ola de contagios, restringiendo el movimiento de gente”.
En Pérez, el intendente Pablo Corsalini confirmó que también adhiere “a todas las normativas” y ya están instalados puestos de verificación en los ingresos a la ciudad. Esta localidad recibe gente que viene a trabajar a las distintas empresas radicadas allí. “Cada uno de los empleados que están autorizados a trabajar, deberán tener sus permisos respectivos y la aplicación nacional o provincial”, insistió Corsalini.