Un departamento de un piso intermedio, donde viven cuatro personas, puede reducir a la mitad su requerimiento de energía introduciendo algunas mejoras en su diseño, como persianas o toldos, y la colocación de membranas aislantes en las paredes más expuestas. El cálculo, muy oportuno cuando las tarifas de gas y electricidad suben por las nubes, surge de la prueba piloto sobre etiquetado de eficiencia energética de viviendas que comenzó a desarrollar este año la Secretaría de Estado de la Energía de la provincia.
Desde marzo pasado, profesionales examinaron las características constructivas de más de 300 viviendas de la ciudad y evaluaron de manera estimativa cuánta energía necesitan durante un año para su calefacción en invierno, refrigeración en verano, iluminación y producción de agua caliente sanitaria.
La experiencia permitirá avanzar en el etiquetado de inmuebles destinados a vivienda para discriminarlos según el uso que hagan de los recursos naturales. Y en la Legislatura, se analiza el proyecto de ley que incluirá a la certificación de eficiencia energética como requisito a la hora de escriturar inmuebles.
El proceso de certificación de las viviendas está lleno de fórmulas y definiciones técnicas. Su resultado es más conocido: se trata de ponerles a casas y departamentos una etiqueta similar a la que hoy tienen las heladeras y los acondicionadores de aire, entre otros electrodomésticos. Incluso, las barras de colores que van del verde al rojo y las letras de la A a la G, son los mismos en ambos casos.
Los hogares ingresarán a cada una de estas franjas de acuerdo a un "índice de prestación energética" (IPE) que mide la cantidad estimada de energía primaria que demandaría la normal utilización de dicho inmueble durante un año y por metro cuadrado, satisfaciendo las necesidades asociadas únicamente a calefacción invernal, climatización estival, agua caliente sanitaria e iluminación.
El diagnóstico
Ingenieros, arquitectos y maestros mayores de obra, especializados en certificación de viviendas, ya fueron construyendo el diagnóstico del comportamiento energético de unas 300 casas de Rosario, usadas como vivienda permanente, tanto en el centro como en los barrios. Y, en función de esa evaluación, sugirieron mejoras para hacer más eficiente el uso de energía en el hogar.
"La vivienda es una especie de sistema que con el medio ambiente hace un balance térmico. Si en el exterior hay menos temperatura que adentro de la casa, a través de las paredes, los techos, los pisos y las aberturas se va a escapar energía térmica. Eso tradicionalmente se compensa encendiendo una estufa o un acondicionador de aire; pero también podríamos hacerlo utilizando mejor la energía solar", explica Roque Stagnitta, a cargo de la red de Eficiencia Energética de la provincia.
El conjunto de viviendas evaluadas aún es poco representativo para poder establecer conclusiones generales sobre el comportamiento energético de las construcciones de la ciudad. Sin embargo, ya se pueden inferir algunas consideraciones.
Por ejemplo, a igual superficie y habitados por la misma cantidad de gente, los departamentos demostraron ser más eficientes que las casas durante el invierno. Es claro, en los departamentos las superficies de intercambio de energía disminuyen, ya que generalmente cuentan con otras viviendas, arriba y abajo, y palieres en las caras laterales.
"La idea es etiquetar los inmuebles de la provincia de acuerdo con el uso que hacen de los recursos naturales"
En cambio, las casas —sobre todo las más antiguas— presentan menos demanda de energía en verano, sobre todo comparándolas con departamentos nuevos, de muchos pisos y vidriados, que están mucho más expuestos al sol.
La evaluación llegó también a los barrios de viviendas sociales construidas por el Estado, donde se encontraron casas con el "mismo requerimiento que un departamento en el centro de la ciudad", destacó Stagnitta y consideró que la clave es "el buen nivel de aislación en los techos".
El objetivo es que las viviendas sean más "eficientes" en materia de consumo energético. Algo que no viene nada mal en tiempos de ajuste y con facturas de luz y gas cada vez más caras.