Cien pesos. Esa era la cantidad que el lunes a la noche pedían los cuidacoches instalados en los alrededores del parque Independencia a quien quisiera estacionar su vehículo para asistir al show que la banda mexicana Maná brindaba en el estadio de Newell's Old Boys. Eso aseguraron varias personas en la redes sociales e incluso acercaron el reclamo a algunos concejales. La polémica no es nueva. Se repite cada vez que se presentan grandes espectáculos o hay eventos convocantes, como partidos de fútbol. En el Palacio Vasallo descansan proyectos para regular la actividad y ponen el foco en distintos aspectos: la escolarización e inserción de los trapitos al trabajo formal, la identificación de los cuidacoches para que dejen de estar protegidos por el anonimato o la prohibición total de la actividad.
El recital de Maná, que anteayer presentaba en Rosario su "Cama incendiada tour", comenzaba a las 21. Las puertas del estadio Marcelo Bielsa abrían dos horas antes. Desde esa hora, el público de la banda mexicana comenzó a acercarse a la zona del parque Independencia. Quienes lo hacían en auto se encontraron con que, además de lo que habían pagado para presenciar el show debían abonar una tarifa extra: los cien pesos que pedían los cuidacoches. Las denuncias comenzaron a circular anteanoche en la redes sociales y hoy fueron recibidas por algunos concejales. "Se armó una organización con una tarifa fija de 100 pesos donde había cuidacoches y jefes de manzana. La zona quedó virtualmente liberada por el paro municipal y hubo infinidad de personas amenazadas por esta gente", expuso el concejal del PRO, Carlos Cardozo.
Alternativas. El concejal radical Jorge Boasso ha presentado dos proyectos que buscan regular la actividad de los trapitos. El primero se basa en identificar a los cuidacoches para que quien estacione su auto conozca a la persona con la que está tratando. "Los que amenazan o aprietan juegan con el anonimato. Por eso es importante que tengan identificaciones, para que en caso de que se cometa un delito, uno pueda denunciarlo", detalló Boasso, quien aclaró que el pago por cuidar el coche debe ser voluntario y no con una tarifa.
Su otro proyecto es el del "cuidador solidario", pensado para los grandes eventos deportivos o culturales, que es donde se dan situaciones abusivas en los precios que imponen los trapitos. Tomando el modelo de La Florida, el objetivo es fijar una tarifa y que el dinero que se recaude sea derivado a distintas instituciones.
El proyecto que impulsa el bloque del PRO es el mismo que el ex concejal y actual disputado provincial Rodrigo López Molina presentó hace tres años. "No estamos de acuerdo con el registro permanente, porque sería darle un marco legal a una actividad ilegal", expresó Cardozo. Este proyecto propone la prohibición total de los cuidacoches tanto en las áreas de estacionamiento medido como en las zonas de espectáculos culturales y deportivos. "Queremos generar un ordenamiento lógico que vaya acompañado por una serie de planes de contenido social", remarcó el edil.
Para Boasso, la propuesta del PRO no es una alternativa: "No se puede prohibir que haya cuidacoches porque para prohibir tiene que haber una falta, un delito. Proponerle a alguien cuidarle el auto no es delito". La concejala de Encuentro por Rosario, Carola Nin, presentó a fines del año pasado junto a su par Osvaldo Miatello un proyecto que apunta a los trapitos de la zona del estacionamiento medido. "A los que son menores de edad y no estén escolarizados vamos a acompañarlos en el proceso de vuelta a la escuela. A los que son mayores, brindarles capacitaciones en oficios relacionados al tema del control del tránsito y, a los que muestren vocación y deseos de progresar, incluirlos en un padrón para que el 25 por ciento de los inspectores de tránsito que se incorporen salgan de allí", explicó.
De acuerdo con la edila,el objetivo de esta propuesta es distinguir a los "apretadores que están fuera de la ley" de aquellos que "cuidan coches para sostener a sus familias".