Por Carina Bazzoni
La empresa municipal Costanera Rosario lanzó ayer una segunda licitación para explotar el bar Hemingway, el único que había quedado sin oferentes durante el primer ofrecimiento (ver aparte).
Los sobres con las propuestas de los ocho interesados en gerenciar los otros cinco espacios están siendo analizados por la Secretaría Legal y Técnica del municipio, por lo cual se estima que en los próximos diez días estarán adjudicando estos espacios gastronómicos.
Según trascendió, todos los oferentes son empresarios de la ciudad, con experiencia dentro del rubro. Todas las propuestas incluyen la remodelación de los espacios exteriores de los locales, mejorando los decks y sumando espacios con sombra.
Y, además de mantener la tradicional oferta de comidas rápidas para disfrutar en la playa, suman algunas delicadezas a sus menúes.
Por ejemplo, en uno de los locales más grandes se proyecta un patio de cerveza artesanal, con una carta que si bien mantiene hamburguesas y picadas, ofrece también pizzas gourmet.
Otros incluyen menúes de pescado de río y también hay propuestas libres de gluten.
Hasta octubre del año pasado, el paseo gastronómico de la Rambla estuvo en manos de un histórico concesionario de la zona, el empresario Mario Cornaglia, responsable del Grupo Sol Eventos y Catering. Pero sobre los últimos días de ese mes, el municipio dispuso revocar la concesión después de una denuncia judicial por hurto de electricidad.
Ahora, con la idea de fomentar la competencia, los seis locales se licitaron por separado y el mismo empresario podía presentar ofertas por dos comercios, como máximo.
Los dos locales más grandes, a la altura de la bajada Gallo, serán bares restaurantes con amenización musical; mientras que los otros dos, ubicados sobre la playa, podrán explotarse como bar restaurante. Finalmente, también se licitó un minimercado.
De acuerdo a los pliegos, la explotación de cada espacio podrá realizarse durante seis años, con opción a otros 12 meses más, y no están previstas inversiones en obra pública ni la contratación de personal de seguridad para las playas.
Lo que sí se establece como condición dentro de los pliegos es la continuidad del personal que trabaja en cada uno de los bares. En total, unas 70 personas, algunas con una antigüedad de 8 años.
El canon que recibirá el municipio varía de acuerdo a la superficie de los locales. Para los más chicos, el mínimo es de $25.000 durante los meses de octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo y $ 12.500 durante los otros seis meses del año.
Los edificios más grandes tienen un canon mínimo de $35.000 en la temporada alta y $15.000 para la temporada baja.