Pese al frío, la peatonal San Martín fue ayer el escenario. En la puerta del Espacio Cultural Universitario (ECU) alumnos y docentes que integran el Coro Polifónico y la Orquesta Juvenil de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) salieron a la calle en defensa de la educación pública y gratuita haciendo lo que mejor saben hacer: música. "Siempre la tijera cae primero por el arte y la cultura, por eso es importante que estemos todos acá", dijo Javier Mogliano, integrante del coro, a la par de su compañera Betina Briasco, que, como todos, señaló "lo complejo del momento económico y político que atraviesa el país".
Hace algunos días, cuando planificaron la actividad, tenían el temor, pero también el anhelo, de "llegar tarde y de encontrarnos con el conflicto resuelto", admitió Marta Varela, directora del ECU. Sin embargo, tras una semana de intensas actividades, movilizaciones en todo el país y una marcha histórica y masiva en Capital Federal a la que confluyeron docentes y estudiantes de todas las provincias, los universitarios entrarán a partir de mañana en la quinta semana de conflicto.
La escalada del dólar y el tembladeral económico de los últimos días hizo que el viernes se suspendieran las reuniones previstas con los dirigentes de los gremios que nuclean a los profesores universitarios, y la mesa de diálogo para llegar a un posible acuerdo pasó a un cuarto intermedio hasta mañana. Día clave para saber qué sucederá con este conflicto.
"Hay que visibilizar a la universidad, por las dudas que no esté lo suficientemente visible", dijo ayer el rector de la UNR, Héctor Floriani, minutos antes de la actividad, y si bien señaló que la universidad "siempre está en la calle", convocó a "hacerlo más intensamente en estos días".
Protesta sonora
Entre bufandas y combatiendo el frío, los integrantes del Coro Polifónico de la Universidad hicieron lo que mejor saben hacer, música. De ese modo, ratificaron su defensa de la educación pública, acompañados de familiares, amigos y docentes que hicieron "el aguante" en una mañana gris.
Si bien se evaluó hacerlo en el interior del edificio de San Martín 750 por cuestiones climáticas, todos coincidieron que "la calle es el lugar" para hacerse escuchar. Es que fue la manera en que no sólo quienes sabían de la convocatoria, prevista desde las 11, se sumaran al concierto, sino que además los sorprendidos peatones también participaran.
"Es maravilloso lo que hacen y hay que defenderlo", dijeron las amigas, Susana y Graciela, que "se encontraron" casualmente con las voces de los hombres y mujeres del coro, y no dejaron de agradecerlo y aplaudir.
"Fui alumno de la universidad, le debo lo que soy", dijo Santiago, que también caminaba por la peatonal y se encontró con la música y decidió quedarse. "Hay que estar, participar y defender la universidad en la calle", dijo. A ellos, transeúntes casuales, se sumaron los docentes y alumnos, fundamentalmente de la Facultad de Humanidades y Artes, incluso su decano, José Goity.
Repertorio
El coro abrió el concierto y el llamado "Gaudeamus Igitur", conocido como el himno universitario, una canción estudiantil de autor anónimo que se canta en las universidades alemanas desde mediados del siglo XVIII, y uno de los salmos de Mendelssohn fueron lo primero en sonar. Más popular, el chamamé "El carrero cachapecero" y el tango "El último café", hicieron tararear al público.
"Todos tenemos que hacer fuerza para que la educación siga siendo gratuita", dijo batuta en mano Marcelo Pozo, director de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la UNR, y enseguida sonó una de las oberturas de Ludwig van Beethoven, seguida por una obra de Haydn y un cierre de Astor Piazzolla más que aplaudido.