Una de las mujeres que está viviendo dentro de una pensión usurpada que derivó en el cierre de un salón de fiestas que funcionaba en la planta baja, aseguró ayer que "la Municipalidad le pagaba el alquiler" y contó que terminó allí luego de que le tomaron su propia casa "a balazos", en la zona sur.
Laura Moyano decidió contar su historia casi al mismo tiempo en que vecinos y damnificados por el cierre salón de fiestas "Hasta el Cielo" protestaban ante las puertas del inmueble, en San Martín al 1600, a metros de la avenida Pellegrini.
El comercio, administrado por Emiliano Dutra y su ex mujer, Sandra Vallejos, bajó la persiana hace dos semanas y dejó sin explicaciones a quienes habían señado cumpleaños allí. Una ex empleada le había asegurado a La Capital que el cierre se debió a una serie de robos y actos de vandalismo de los que fueron blanco. Y apuntó a una decena de personas que ocupó una pensión que funciona en la planta alta.
Según consignó ayer la Secretaría de Control y Convivencia del municipio, la pensión fue clausurada el 15 de enero de este año por "falta de habilitación y malas condiciones de higiene". Y en febrero, al constatar que había gente viviendo allí, giró las actuaciones al departamento legales para iniciar una denuncia penal por la violación de la clausura.
En cuanto al salón de fiestas, se destacó que se lo fiscalizó 14 veces y a fines de 2017 se le notificó que no podía realizar actividades comerciales sin la renovación de la habilitación. En febrero de este año se la había intimado a regularizar la situación, al tiempo que el 23 de julio recibió la última inspección.
Hace dos semanas, el salón fue vaciado por sus propietarios y el temor de los vecinos es que las personas que usurparon la pensión también avancen sobre el local.
Ayuda oficial
En medio de todo este periplo, Moyano, una de las mujeres que ocupa la pensión, sumó su historia. Está embarazada de cinco meses, tiene cinco hijos de entre 6 y 17 años y contó que en mayo de 2017 balearon y dejaron malherido al que tiene 14. "Yo tenía mi casa en Roullión y Seguí, en abril me la habían tiroteado para que me fuera, en mayo hirieron a mi hijo y cuando volví del hospital me la habían usurpado. Me recibieron a los tiros y no pude entrar", aseguró.
Según narró, recaló con todos sus hijos en Promoción Social de la Municipalidad. "Ahí me dijeron que me buscara un lugar dónde vivir y me empezaron a dar un cheque por mes para mantenerme", indicó.
Moyano recayó en la pensión administrada por Dutra y un hombre al que identificó como "Jorge Vallejos", en San Martín 1655. "Todos los meses le pagué 6 mil pesos a Jorge", aseguró y remarcó que así lo hizo hasta el mes pasado.
Es decir, le siguieron cobrando a pesar de que la pensión estaba clausurada desde enero. Hoy, sin luz y en pésimas condiciones de higiene, sigue viviendo allí; al igual que otra decena de personas.
Los vecinos, en tanto, denunciaron que el sitio se ha convertido en "un aguantadero. La policía lo sabe, de hecho ha venido varias veces acá a llevarse gente que delinque en la zona", subrayaron ayer.
Casi como una burla, las historias de usurpaciones, baleados y violencia se dan a metros de la avenida Pellegrini, uno de los puntos que el municipio viene potenciando turísticamente.