Desde hace años, sin dudas, la principal preocupación colectiva de los habitantes de Rosario es la inseguridad. Debido a la reiteración de hechos delictivos, en cualquier lugar de la ciudad, cada decisión cotidiana está visiblemente condicionada y referenciada por este flagelo. Hay un estado de angustia general, que aturde y muchas veces paraliza. Para poder cuantificar más rigurosamente este fenómeno, la Fundación Libertad publicó la segunda Encuesta de Victimización del Delito en Rosario, que analiza el año 2015. Ese estudio revela que 4 de cada 10 ciudadanos rosarinos, o integrantes de sus familias, fueron víctimas de la inseguridad en los últimos 12 meses. Un número impactante que permite darle magnitud a esta problemática social.
La encuesta está apoyada en un muestreo probabilístico en la ciudad, desarrollado por la Fundación Libertad, a través de su Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (Cise), junto con Dharma Consultoría Estadística.
Según el informe, se verifica que el 39,3 por ciento de los habitantes, o miembros de su entorno familiar, sufrió hechos de inseguridad en el último año. Sigue siendo un porcentaje llamativo para una ciudad, sobre todo cuando se compara con otras ciudades del país. Más allá de eso, se nota una disminución importante respecto a 2014, en el que el 57,2 por ciento de los ciudadanos, o sus familiares, habían sido víctimas de robos, hurtos o lesiones (o tentativa). De este modo, se registra una baja de casi 18 por ciento respecto a la última medición (octubre 2014).
En cuestión de género, las mujeres son las más vulnerables a la hora de recibir ataques o asaltos. De las víctimas de inseguridad,un 67,5 por ciento son mujeres, y un 31,9 por ciento hombres.
En relación al curso que consiguen estos hechos, la encuesta expone que un 54 por ciento no efectúa ningún tipo de denuncia. Este porcentaje creció sustancialmente respecto a 2014, cuando sólo el 28 por ciento reconocía no haber denunciado. De este rubro se desprende el preocupante nivel de desconfianza existente sobre la posibilidad de encontrar respuestas en los ámbitos oficiales. Y también el descontento con la atención recibida de aquellos que se animan a denunciar.
De las personas que fueron encuestadas, un 52 por ciento reconoció que tomó medidas de seguridad en el último año. La mayoría recurrió a evitar las salidas nocturnas sin compañía, y otros admitieron que se inclinaron por instalar alarmas y rejas.
En tanto, la opinión sobre el desempeño del gobierno provincial, según aspectos relacionados con la seguridad ciudadana, es en general negativa.
Con esta encuesta, queda claro que los rosarinos viven angustiados por la inseguridad. Es que el 86 por ciento consideró probable, o muy probable, sufrir un delito en los próximos doce meses.
Evaluando las zonas que más sufren este flagelo surgió que el oeste, y el centro-oeste son los que mayor porcentaje de víctimas de delito tienen. Los dos sectores superan el 53 por ciento.
Sobre la presencia policial en las calles rosarinas, se verificó que la policía no circula de igual manera en todas las zonas de la ciudad. Según este estudio, lo hace más en las zonas céntricas y norte, menos en la sudoeste, y mucho menos en la oeste.
Más allá de eso, se advirtió una mayor percepción de los agentes policiales. Los encuestados que reconocieron ver policía “al menos una vez al día” aumentaron del 35 por ciento en 2014, al 46 por ciento en 2015. Al mismo tiempo, quienes reconocieron no ver policía “nunca” bajaron del 32 por ciento el año pasado al 17 por ciento en esta edición.
Asimismo, se examinó si existe relación entre el nivel socio-económico y la ocurrencia de un delito, y se concluyó que ser víctima de la delincuencia no está relacionado a esa condición.