En un hecho que no registra muchos antecedentes, el Arzobispado local salió a alertar ayer sobre el accionar de un autoproclamado "sanador" llegado desde Santiago del Estero que estuvo varios días en la ciudad ofreciendo imposición de manos, curaciones y exorcismos. Para conocer los testimonios de personas que recurrieron al falso sacerdote José Luis Carassay, La Capital recorrió un sector del barrio Alberdi, donde atendió, tras alquilar el club Los Gringos (Doctor Vila y la vía). Todo indica que clientes no le faltaron, pero la mayoría de los que apelaron a sus "dones" más tarde dudaron de él o simplemente lo tildaron de "chanta". Antes de regresar a su provincia de origen, el hombre prometió volver a la ciudad.
Un comunicado con la firma del vicario general del Arzobispado, Emilio Cardarelli, afirma que el supuesto cura sanador logra atraer a gente que, "con sencillez y buena fe, acude engañada a él, y en razón de sus necesidades materiales y espirituales cree ingenuamente en presuntos poderes".
Para desmitificar su figura, la Iglesia niega que el hombre haya sido seminarista en Santiago del Estero y dice que, "aunque desde hace algún tiempo reside en esa provincia, no tiene permiso para ejercer ningún ministerio por parte de dicho obispado" y que "en realidad habría sido seminarista de la diócesis de Santa Rosa de la Pampa".
El corolario es previsible: el Arzobispado advierte a los fieles que "no se trata de un sacerdote" y que "tampoco tiene licencias o facultades para actuar de este modo como católico, ya que sus acciones están fuera de lo legítimamente autorizado por la Iglesia".
Entre esas acciones, se mencionan "exorcismos" u "oraciones semejantes" que Carassay habría practicado y que "no se pueden realizar en ningún caso sin autorización expresa del obispo diocesano, conforme a las normas del Código de Derecho Canónico vigente y a través de los sacerdotes que designa el mismo obispo".
Claro que esas reglas canónicas poco importan a quien está enfermo, sufre un dolor o tiene una pena. Es decir, casi todos. "Yo llevé a mi nene, que es especial, y el padre me dio una lista de tés, pero hasta ahora no se los di", admite Mónica, una vecina del club donde hasta la semana pasada atendió a "mucha gente" que llegó de distintas zonas de la ciudad.
Su hija de 17 también lo fue a ver por "dolores de columna". A ella no le recetó nada, sino que "la acostó y oró". Después, recuerda la mujer, hubo que "aportar a voluntad" para comprarle aceite bendito y algunas imágenes de "un santito" a la colaboradora del cura, que lucía una túnica con capucha de color blanco.
Otro vecino, Héctor (65), también lo fue a ver por "problemas de salud". Antes había asistido a su suegra (87), a quien "por 30, 40 pesos, le vendió dos cositas del Espíritu Santo, seis velas y aceite bendito".
A Héctor le "diagnosticó una atadura... cosas que nada que ver", se niega a detallar el hombre, quien sí se mostró dispuesto a contar que a otra mujer, "en medio de una misa que dio en el club, el cura le mandó tres cachetadas diciéndole que estaba poseída por el demonio".
Otros vecinos relatan que para que volviera "había que ayudarlo poniendo platita" en una caja. "Eso es mangueo y punto", sentencia Héctor, seguidor de Ignacio Peries, un peso pesado en la materia, y más en la zona norte de la ciudad.
Un testigo que pidió reserva de identidad afirma que el falso cura recorre el país ofreciendo dones y reivindicándose como predicador católico carismático (ver aparte).
Lo cierto es que a Rosario llegó acompañado de cuatro personas (su "congregación"), invitado por una mujer que lo conoció en Santiago y que afirma "haber recibido al Espíritu Santo" gracias a la intercesión del hombre. Una devota dispuesta a que los "poderes" de gurú se derramen también en Rosario.
Desmentidas
Organos católicos de distintas provincias, como en su momento el Obispado de Río Gallegos, salieron a desmentir que José Luis Carassay (o quien “se hace llamar” así) sea “sacerdote, diácono, seminarista, misionero o laico miembro de la Renovación Carismática Católica”, como “suele presentarse con la consigna de la sanación física”.