La ex Zona Franca de Bolivia se convertirá en breve en un espacio público con un corredor artístico. Durante lo que resta del mes se terminará el retiro de la chatarra y las estructuras que estuvieron en esa zona durante más de 40 años, y los trabajos de limpieza y desmalezamiento. No quedará rastro de los cuatro galpones deteriorados por el tiempo y el desuso que se erigían en el terreno de avenida Belgrano al 1100, desde San Juan hasta Pellegrini, en un área que fue desafectada de usos portuarios por la normativa urbanística municipal.
La ciudad recupera de esta manera un valioso espacio en la costa central, una franja que alcanza los 523 metros de largo por un promedio de 60 de ancho a la vera del río Paraná que representa dos hectáreas y que estuvieron en manos de Bolivia por más de 40 años. Pasaron a manos del municipio en 2019 en total estado de abandono, con acumulación de maquinarias obsoletas y abandonadas, y un alto nivel de deterioro de las estructuras producto del desuso del espacio por parte del país vecino y las décadas de trámites administrativos y gestiones internacionales para su recuperación.
La obra de limpieza del lugar tiene plazo hasta el 30 de junio. Ya se han desmantelado tres galpones, retirado la chatarra suelta y los rieles que estaban sobre terreno firme. Esta semana la empresa que tiene a cargo la limpieza del lugar comienza con el retiro de los rieles que se encuentran en el sector de la barranca, una de las tareas más complejas. Hasta el momento se quitó un total de 565 toneladas de materiales. También se hicieron tareas de desratizado, control de abejas y avispas y fumigación para eliminar poblaciones de mosquitos.
Posterior a eso, las secretarías de Ambiente y Obras Públicas iniciarán el parquizado. Luego el lugar quedará abierto, aunque por ahora se sostendrá la reja porque el terreno tiene un riesgo de suelos por las fluctuaciones de los niveles del río y la última bajante histórica, que los han convertido en inestables. De hecho, la remoción de los galpones tiene que ver con el riesgo que su peso genera en la estructura.
La inspección técnica que hizo el municipio el año pasado, luego de que los muelles sufrieran daños en un incendio, arrojó que el área no está en condiciones de ser transitable en su totalidad. En caso de querer utilizarlo hasta la barranca, son necesarios trabajos como los que se ejecutaron en el parque España, una obra millonaria para apuntalar los pilotes y adoquines que sostienen las maderas, que hoy no está en carpeta para el corto plazo.
Espacio verde
Por ley nacional, esas hectáreas son parte del Parque Nacional a la Bandera y así está asentado en el Plan Urbano de la ciudad. El plan es potenciarlo como espacio de esparcimiento y recreación, como continuidad del paseo 20 de junio que ya tiene estaciones aeróbicas instaladas, bicisenda y sendero para caminar y correr.
De hecho, una vez terminada la limpieza, la Secretaría de Planeamiento realizará una evaluación del suelo para intentar correr algunos metros la reja y ganar un poco más de parque público. La idea era, en esta primera etapa, recuperar la visual y eliminar el daño ambiental. El cambio de panorama es muy significativo, y la zona se convierte así en un balcón al río.
En paralelo, aparecen dos datos de color sobre los nuevos usos del espacio: el área de Ambiente va a dejar un espacio con baja intervención, manteniendo la flora autóctona de la barranca de los humedales, de una forma similar a lo que se hizo en el parque del Acuario. Además, Cultura está trabajando con algunos artistas, que van a realizar obras de arte con la chatarra removida, para generar allí un paseo de esculturas.
Un museo al aire libre inspirado en otra icónica obra del sector
En el nuevo espacio público que se creará en la ex Zona Francia de Bolivia, la Secretaría de Cultura municipal instalará un corredor de esculturas que incluirá una obra realizada con la chatarra rescatada del ferrocarril y los galpones que allí se asentaban, con un alto grado de valor simbólico.
El espacio se llamará paseo Fontana, inspirado en el autor de la obra El Sembrador, un relieve escultórico ubicado justo enfrente, sobre avenida Belgrano, y se compondrá de varias obras. La principal y que le dará inauguración será un objeto de la escultora Mariana Tellería que será a su vez la señal que deje en la ciudad la Bienalsur, un prestigioso evento internacional.
“Tellería es una de nuestras artistas internacionales jóvenes, que es hacia donde apunta mi gestión: a los emergentes, la generación que viene. Es el momento de los jóvenes creativos y va a ser la primera escultura con esa chatarra”, explicó el secretario Dante Taparelli, quien dijo que la idea original de reutilizar esos materiales fue del intendente.
El plan es que luego lo sigan cuatro esculturas que están algo ocultas en el parque Urquiza y serán relocalizadas, de Eduardo Barnes. Finalmente quedarán 300 metros disponibles para distintos ganadores de concursos y que se vaya instalando allí una especie de corredor del arte rosarino, “un gran museo al aire libre”.
“Celebro que se rescate el lugar y se alargue el corredor cultural del río y no se lo piense como espacio de torres, sino como manifestación de lo más sublime que ha hecho el ser humano, que es el arte”, dijo Taparelli, que planea en un futuro erigir allí “una escultura post pandémica en honor a la salud pública rosarina”. “Es un territorio de sueños”, lo describió.
En ese sentido, instó a que “la acción no quede reducida a los museos, sino que quede algo visible en el espacio público compartido”.