Entradas agotadas, público expectante, puesta en escena sin fisuras y actores principales en plena acción. El evento, éxito de taquilla ayer en Rosario, no fue ni un recital ni un partido de fútbol, sino la jornada de puertas abiertas del Instituto de Biología Molecular de Rosario (IBR/Conicet), que convocó a más de 600 personas curiosas de ver de cerca quiénes son y qué hacen los científicos locales.
Familias con niños, muchos jóvenes y también personas grandes llegaron hasta el edificio que el instituto tiene en el extremo sur del predio de la Siberia para sumarse a un recorrido de una hora y media durante el cual los biotecnólogos, biólogos y químicos que trabajan allí oficiaron de anfitriones para introducirlos en los conceptos básicos de la investigación científica y mostrarles los laboratorios, la sala de lavado y esterilizado y terminar con experimentos en los cuales brillaron los chicos.
"El objetivo de la jornada es mostrar que no sólo hacemos investigaciones, experimentos y publicaciones, sino que nos interesa poner a disposición de la sociedad todo este conocimiento para que cada ciudadano se apropie, conozca y critique y de esta manera pueda defender la ciencia día a día", explicó Jimena Zoni, responsable de Prensa y Comunicación del IBR.
El convite fue aceptado de buena gana por la comunidad, que por cuarto año consecutivo se acercó hasta el predio para escuchar cómo puede mejorarse la resistencia de una planta, filtrar agua contaminada o generar medicamentos gracias al conocimiento generado por los especialistas formados en la universidad pública argentina.
"A la gente le interesa la ciencia y eso a nosotros nos pone más que contentos. Nos sirve para posicionar al IBR y visibilizar que Rosario no es solamente conocido por Central, Newell's y Messi, sino también por ser un centro científico referente no sólo en el país sino también en el mundo, donde trabajan 240 personas" agregó Zoni.
Con una organización muy cuidada que involucró a un centenar de profesionales, cada grupo de visitantes era guiado por diferentes partes del edificio de tres plantas para interiorizarse de primera mano sobre el trabajo puntual de cada área.
El comienzo de la visita guiada fue una introducción general durante la cual se presentó el trabajo que se hace en el instituto y se compartieron los trazos gruesos de lo que significa llevar adelante una investigación científica, así como la metodología que se usa para obtener rigor en los resultados.
"Queremos mostrar nuestro trabajo cotidiano y contagiar a la mayor cantidad de personas nuestra vocación por la ciencia. Somos científicos reales que hacemos ciencia real", señaló una de las científicas a cargo de la charla introductoria.
La segunda parte del recorrido es la visita a los laboratorios, donde se explica el trabajo de cada día y el significado de términos como microorganismos, bacterias o enzimas, en un marco de interacción con el público.
Luego está el cuarto de lavado y esterilización, para terminar en una gran sala donde se pueden hacer experimentos en vivo y en directo y, finalmente, "meter las manos en la masa".
Recursos en baja
Argentina padece desde hace tres años un duro recorte a su sistema científico que impacta en el funcionamiento cotidiano de los institutos de investigación.
Con menos del 1% del PBI destinado al gasto en ciencia, el país está lejísimo de las naciones que más invierten (Israel y Corea del Sur, con el 4,3%) y ocupa el puesto 56 a nivel mundial.
"La ciencia está muy tocada por recortes de presupuesto, incluso para gastos de funcionamiento. Este año nos preguntamos si hacíamos la jornada no sólo por falta de recursos si no por el mal estado de ánimo general, porque hay que tener en cuenta que se trabaja un sábado como extra de manera voluntaria. Pero la respuesta fue positiva y nos dijimos que había que hacerlo más que nunca", agregó Zoni.