Hoy se conocerá el veredicto del juicio oral y público por mala praxis médica en el que un traumatólogo fue acusado de una intervención tardía en la atención de Maximiliano Iñiguez, un joven de 21 años que murió por una infección generalizada luego de que le amputaran la pierna tras sufrir una fractura de tibia y peroné en un accidente de tránsito. La pretensión de la Fiscalía es que el profesional sea condenado a tres años de prisión condicional y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina, mientras que la familia de la víctima espera que lo condenen a cinco años de prisión efectiva y diez de suspensión de la matricula.
A las 13.30 en la sala 10 del Centro de Justicia Penal (CJP), el Tribunal integrado por los jueces Rafael Coria, Florentino Malaponte y José Luis Suárez dará a conocer su decisión en relación al traumatólogo Sebastián S.S., de 49 años, acusado de homicidio culposo por un negligente abordaje médico que derivó en la muerte de Iñiguez quien, atendido en el sanatorio Los Alerces de San Juan al 3900 (ex Julio Corzo) en febrero de 2014, murió dos meses después.
El accidente de tránsito fue en Villa Gobernador Gálvez el 9 de febrero. Lo trasladaron al Hospital Provincial primero donde lo estabilizaron y le colocaron pesas. Al otro día y, en buen estado general, fue llevado a Los Alerces, donde fue asistido por el traumatólogo Sebastián S.S.
El médico decidió colocarle tutores, como se hace de rigor para tratar esas patologías. En ese momento, al parecer, el joven ya cursaba una infección. Uno de los puntos que se discutió en el juicio es que le practicaron una primera fasciotomia el 13 de febrero. Mientras que la querella y la Fiscalía sostienen que fue cerrada, la defensa trató de demostrar que fue abierta.
Y además, se cuestionó que, con un cuadro de infección, a Iñiguez debieron amputarle la pierna mucho tiempo antes, el 12 de febrero, y no el 14 cuando se procedió a hacer esa intervención. Tras sufrir múltiples complicaciones que lo mantuvieron inconsciente en terapia intensiva, el paciente murió el 16 de abril por un paro cardíaco provocado por la sepsis (infección) generalizada.
Durante el debate, el fiscal Walter Jurado y la querella trataron de sostener la acusación y la supuesta acción negligente, que se tradujo en una “tardía” intervención médica. En las audiencias se volcaron informes de juntas médicas y pericias que se constataron a través de las declaraciones de forenses del Instituto Médico Legal (IML) y de la Facultad de Ciencia Médicas, entre otros ámbitos.
Demoró el acto Según los abogados querellantes Eduardo Hadad y Abi Zoppi, “la acusación fue ampliamente probada. La defensa no pudo probar ninguno de los extremos por los cuales pretende exculpar al traumatólogo. Según todos los informes periciales técnicos y científicos presentados, el médico no actuó conforme los protocolos correspondientes a su rol, contrariando lo que indica la lex artis (conjunto de normas o criterios valorativos) que el médico en posesión de sus conocimientos, habilidades y destrezas debe aplicar.
Recordaron también que “el paciente fue intervenido en Los Alerces por primera vez el 13 de febrero a la tarde. Y que estaba acreditado en la historia clínica que el médico tuvo dos momentos distintos para proceder a la amputación, por lo cual culposamente demoró el acto más de 22 horas, aun conociendo que el paciente atravesaba un síndrome compartimental infectado”.
Asimismo, remarcaron que el traumatólogo “ha pretendido exculparse, creando un manto de sospecha sobre el servicio de ambulancias, sobre el accionar de otros profesionales intervinientes, el anestesista, el personal de terapia o el del sanatorio Los Alerces”.
Inocente
Por su parte, la defensa encabezada por los abogados Facundo Ruilopez, Lautaro Dentone y Germán Pugnaloni sostuvo en el alegato final la inocencia de su asistido y solicitó la absolución. Recalcó que el caso “no se investigó durante siete años, que no se agotaron otras lñineas claras y se desistieron testigos”.
La defensa trató de probar que la lesión que sufrió Iñiguez era grave y “con riesgo de muerte. Los huesos rompen los tejidos, y quedan sujetos a contaminación de gérmenes y bacterias. Al cuerpo ingresó aeromona hidrófila, una bacteria de las más virulentas. La evidencia científica lo demostró. Esa bacteria en cinco o seis días genera complicaciones serias en el organismo a una velocidad inusitada. El 13 de febrero no había parámetros para la amputación. La intervención del traumatólogo fue diligente y para salvarle la pierna izquierda a Iñiguez, darle sobrevida”, indico Pugnaloni.