Subieron al escenario en silencio, como en una procesión. Iban con pancartas y carteles en las que mostraban las fotos de sus muertos. Algunos se tomaban las manos, otros simplemente se dejaban llevar, unos cuantos incluso lloraban casi en silencio. Cuando se pararon frente al público, en el centro del escenario, un conmovido auditorio los arropó con un aplauso. Fue el homenaje prolongado, afectuoso y solidario de quienes momentos después recibirían
un Destacado de La Capital, y de todos los que asistieron a ese acto, a los familiares de las 22 víctimas fatales de la explosión en Salta 2141.
La tragedia del 6 de agosto fue la peor en la historia de Rosario. Cambió para siempre la vida de mucha gente, pero sobre todo las de ellos: bajo los escombros quedaron sepultados sus padres, hermanos, suegros, hijos, yernos, primos... Para los que sobreviven a esas 22 víctimas inocentes e inesperadas, la búsqueda de la verdad y de la justicia probablemente marcará el resto de sus vidas. Será su obsesión, pero también su modesto consuelo.
El primero en hablar fue Néstor Ferlati, el médico obstetra que se salvó tras la explosión con su esposa y su pequeño hijo de cuatro años. El mismo rescató a ambos, al nene de entre los escombros. En cambio perdió a su suegro, Domingo Oliva, por la idea de que en Salta 2141 se construya un espacio abierto en homenaje a los muertos. “Ellos se lo ganaron porque ahí no hay escombros, hay pedacitos de sus vidas”, dijo. Y agregó: "Queremos que ese
sea un lugar a cielo abierto y no un lugar violento y oscuro como el del 6 de agosto”.
Si la propuesta prospera, se llamaría quien ahora espera justicia. "Todos ustedes pudieron estar en Salta 2141. Nos tocó a nosotros pero esto le pudo pasar a cualquiera", dijo ante un auditorio conmovido y silencioso. Luego pidió que se conozca la verdad para que los muertos "puedan descansar en paz" y envió un mensaje a quienes deben investigar por qué se produjo la explosión y sancionar a los responsables. El mensaje estuvo destinado sobre todo a los jueces: "Demuéstrenle a la gente que todavía puede creer en ustedes", los arengó. No se olvidó de la solidaridad de los rosarinos, pero les pidió que mantengan su compromiso y que no los dejen solos.
Es el mismo compromiso que demandó Marcela Nissoria, la viuda de Hugo Montefusco, otra de las víctimas del estallido. "Al principio tuvimos mucha compañía, pero ahora vemos que cada vez viene menos gente a las marchas",
dijo. Y añadió: "Sabemos que es un lugar de dolor, pero así es como se ejerce la ciudadanía".
Como Ferlati, Nissoria agradeció a La Capital y a toda la prensa rosarina por el apoyo a la lucha de los familiares, pero también instó a las empresas periodísticas y a los propios periodistas a no abandonarlos. "Las noticias tienen un momento de moda y ese momento pasa. Esperamos que no ocurra eso con esta tragedia", fue su mensaje.
Alicia Fornaresi es la madre de Maximiliano, otra víctima de la explosión. También es uno de los familiares que impulsan la "Plaza de los 22". La última en hablar fue Claudia Vaio, la mamá de Santiago Laguia, el estudiante de Pergamino al que toda la ciudad buscó durante una semana porque se creyó que había escapado con vida a la explosión. Agradeció a toda la legión de anónimos rosarinos solidarios que lo buscaron con ella y también a los médicos y psicólogos que la asistieron durante esas horas angustiosas. Pero además habló de su hijo. "Nunca me imaginé vivir sin él y todos los días me sigo preguntando cómo haré de ahora en más", confesó. Y remató: "Estaré en paz sólo el día que se haga justicia".
Otro aplauso contenedor los acompañó mientras bajaban del escenario y se mezclaban con quienes momentos después recibirían su Destacado de La Capital. Un homenaje que merecían y que ellos necesitan que se convierta en compromiso para no quedar solos en la búsqueda de la verdad y la justicia.