Si bien aún no se aplican sanciones, muchas de las cámaras de fotomultas que la Municipalidad está instalando ya generan su principal consecuencia. Por la zonas donde se encuentran colocados los aparatos, los vehículos circulan a la velocidad permitida. El efecto disuasorio se hace sentir; ahora falta que las infracciones impacten en el bolsillo. Es que, al momento de incumplir las normas viales, una vez que el sistema estén en pleno funcionamiento, no habrá forma de zafar del ojo siempre atento de los dispositivos, que funcionarán durante las 24 horas, sin descanso, aun con cortes de energía eléctrica. Y, a diferencia de los inspectores humanos, no habrá paro ni feriado que los alcancen.
Las cámaras están integradas por dos componentes: uno que detecta la infracción y otro que filma la patente. Dos ojos híperatentos.
Por dentro, los dispositivos tienen una mini PC con módem que recaba la información necesaria; permiten, en base a inteligencia artificial, identificar irregularidades: por ejemplo, que un auto se movilice por un carril incorrecto; a la sazón, la mayor falta de tránsito en la ciudad.
Las cámaras están conectadas por fibra óptica, y tienen un chip 4G que les permite transmitir las imágenes en tiempo real y en forma permanente. En el caso de que se registre algún problema de conectividad, se activará en forma automática.
Los aparatos, además, están conectados a la red eléctrica. Sin embargo, ante una interrupción en el suministro seguirán grabando gracias a sus baterías, que evitan que se interrumpa el registro. Así, una vez que regrese la luz, esos archivos serán nuevamente enviados al centro de recepción.
Incluso, frente a un inconveniente mayúsculo en la red eléctrica, esos datos podrán retirarse manualmente.
Las 70 cámaras que están instalándose y comenzarán a registrar sanciones económicas desde fin de mes son de altísimas definición y tecnología, muy distintas a las anteriores que solo tenían la capacidad de tomar fotografías.
Las nuevas graban también video, lo que permite detectar básicamente el movimiento y, de esa manera, dejar de lado discusiones eternas. Hasta ahora, el cambio de amarillo a rojo en un cruce semaforizado generaba dudas y, muchas veces, el infractor terminaba ganando a pesar de su mala actuación.
Los puntos de control van a estar conectados en línea y, además de sancionar las infracciones configuradas, van a efectuar un conteo y clasificación del tránsito, con lectura de patente. A raíz de esto, se podrá detectar rodados con pedido de captura, además de llevar a cabo programas para ordenar el tránsito.
Todo el equipamiento de control será automático, sin la necesidad de operadores. Cada punto entregará información sobre volumen y composición del tránsito que circule por la arteria controlada, y generará además en forma automática registros estadísticos diarios y horarios de cantidad de infractores y de velocidades promedio de los vehículos que pasen.
En resumen, el sistema controlará o detectará la violación de quienes pasen con el semáforo en rojo, excesos de velocidad, giros prohibidos e invasiones de senda peatonal, ciclovías y carriles exclusivos. Hasta el momento la red está en un proceso de ajuste. Funcionará por cinco años bajo un presupuesto global de 2.600 millones de pesos.
Los aparatos se calibraron para captar tanto las patentes de autos como las de motocicletas. Y mostraron ser efectivas: en la primera etapa del período de prueba, entre el 20 de junio y el 1º de septiembre, se labraron 22 mil fotomultas. Un promedio de 310 por día, unas 13 por hora.
La infracción más sancionada en las calles de Rosario fue la invasión de los carriles exclusivos del transporte público o de las sendas para ciclistas. Al menos así lo indican estos primeros números que arrojó el flamante sistema de cámaras de vigilancia.
Fuentes del municipio destacaron que este ránking no se relaciona con las infracciones más cometidas en la calle, sino con las más captadas y registradas por el sistema en esta primera etapa de funcionamiento. El número, dicen, es solo un recorte de lo que ocurre en el tránsito, ya que aún no están instaladas todas las cámaras y sólo en algunos sectores de la ciudad.
En pesos
Las sanciones por invadir los carriles del transporte tienen un costo de entre 10 mil y 45 mil pesos, de acuerdo a si el conductor cuenta con infracciones anteriores por la misma falta. Pasar un semáforo en rojo se sanciona con entre 20 mil y 250 mil pesos, por superar la velocidad máxima las multas van entre 25 mil y 250 mil pesos y participar de picadas se castiga con entre 65 mil y 500 mil pesos.
Pantallas de alta tecnología
Al sistema de 70 cámaras fijas y móviles de videovigilancia del tránsito, se sumarán, también a fin de mes, cinco estructuras (tótems) con lectores de patente en tiempo real. En este caso, no se utilizarán para labrar multas, pero servirán para advertir al conductor a qué velocidad se dirige, a través de grandes pantallas de última generación. Allí también se verán las patentes de los rodados que pasen por donde los tótems estén ubicados.
Los tres primeros se están instalando en la avenida Estanislao López 2472, sentido este-oeste (a la altura del parque Sunchales); avenida Belgrano 182 bis, sentido sur-norte (a la altura del Anfiteatro); y en la avenida Colombres 956, sentido sur-norte (a la altura de la usina Sorrento).