Apenas había pasado el mediodía y era la hora del cambio de turno de los más de 800 alumnos de la Escuela Nº1.319 José Ortolani (Génova al 3200, Empalme Graneros). Tres chicos de 13, 9 y 7 años caminaban hacia sus casas cuando recibieron tres balazos de los por lo menos seis que un hombre disparó desde una moto. Al parecer, los tiros iban dirigidos hacia otro ciclomotor que circulaba adelante con dos ocupantes. Todos escaparon y la policía no descartó ayer que se tratara de “un intento de robo o un rencilla entre ellos”. De los tres chicos heridos, uno estaba delicado anoche en el Hospital Vilela con un disparo en el abdomen. Los otros dos, uno fue dado de alta y el otro continuaba en observación.
En la escuela los relatos son disímiles. Para el vicedirector, Esteban Gómez, “los tiros no son algo cotidiano”; para las madres de los alumnos, “son cosa de todos los días” (ver aparte).
Lo concreto es que ayer los tres chicos de 1º, 4º y 5º grado, quedaron en el medio del tiroteo entre los motociclistas.
Lucas Andrada, de 13 años, fue el que recibió la herida más grave. Fue trasladado primero al dispensario del barrio y después un vecino lo llevó al Vilela. La bala le ingresó por la zona lumbar y le salió por el abdomen. “Llegó lúcido, pero en grave estado”, explicó la directora del efector, Velia Peralta. Lo operaron y anoche estaba lúcido pero en terapia intensiva. Tiene pronóstico reservado durante las próximas 48 horas.
Otros dos hermanitos, de 9 y 7 años, también resultaron heridos. El menor recibió el impacto en el húmero, el proyectil después ingresó por la axila y le quedó alojado a nivel superficial en el tórax. Al cierre de esta edición estaba internado en observación en la sala de clínica general. El de 9, en tanto, tuvo una herida superficial en el antebrazo izquierdo y fue dado de alta durante la tarde.
Las motos. Los relatos sobre el episodio volvían una y otra vez sobre las dos motos que venían circulando por Génova y doblaron en Cullen. En ese momento, el motociclista que circulaba detrás comenzó a disparar contra los dos ocupantes que iban adelante, que cayeron al piso, levantaron la moto y lograron escapar.
“Puede haber sido en ocasión de robo o tratarse de una rencilla entre ellos. Todo es objeto de investigación y estamos evaluando el relato de los vecinos”, dijo el inspector de la Zona 8, Hugo Miranda.
El episodio se produjo en pleno mediodía, uno de los momentos donde se da el mayor movimiento de chicos en una escuela que tiene más de 800 alumnos, de los cuales el 60 por ciento concurre al comedor en ese horario.
Por eso, la bronca y el miedo de las madres que iban a buscar a sus hijos era inocultable. Incluso chicos y grandes que salieron a ver lo que sucedía quedaron largo rato sobre el lugar del hecho mientras la policía intentaba buscar las vainas de los disparos en el piso.
El vicedirector de la escuela contó que de acuerdo a los testigos “los dos hombres de la moto de adelante se cayeron, y cuando se escapaban, el de atrás les seguía tirando”, y señaló que “por lo menos hubo seis disparos”.
Tanto los vecinos como los docentes confundieron el primer tiro con el ruido de un caño de escape. “Después nos dimos cuenta de que eran disparos, las maestras salieron y se encontraron con dos de los chicos tirados en el piso”, relataron algunos docentes. Lo mismo señaló Nadia, una vecina, que salió “desesperada” creyendo que uno de los heridos era su hermano menor.