El sainete desatado en los últimos días en la Feria de las Colectividades entre
acusaciones de discriminación que terminaron en el Concejo Municipal y la prohibición de venta de
productos que nada tienen que ver con el folclore de los stands, lejos estuvo ayer de terminarse.
La presidenta de la Asociación de Colectividades Extranjeras de Rosario, Lidia del Grosso, denunció
que "hay stands donde se subalquilan espacios, y por esa razón aparecen en la feria los mismos
productos que se ven en los puestos de la calle". En el Ente Turístico Rosario (Etur) ya anticipan
sanciones.
La denuncia encontró asidero en las declaraciones del titular de la Casa
Uruguaya, Marcelo Correa, quien el martes había reconocido que los chicos africanos que
participaban en su stand vendiendo bijouterie y que habían sido sacados por agentes, "pagan por un
puesto".
Esa versión generó la reacción del coordinador del Etur, Carlos Bustos, quien no
sólo señaló que se lo convocará (a Correa) a una reunión, sino que además adelantó que "habrá
sanciones", porque eso (subalquilar un predio) no está permitido por la normativa que regula el
evento y hasta podría suspenderse a la Casa Uruguaya el año próximo.
La misma historia. El debate sobre la necesidad de sumar propuestas culturales
para superar la mera feria de comidas típicas está lejos de ser nuevo, y tiene casi tantos años
como la feria misma. Que la oferta es sólo gastronómica, que escasean las culturales, que aparecen
vendedores ambulantes ofertando desde anteojos de sol y bombachas hasta espadas luminosas, y que
hasta falta sentido estético en los stand son los argumentos que se escucharon durante varias
décadas.
La discusión se reactivó en las últimas horas, cuando agentes municipales
sacaron del stand uruguayo a dos jóvenes africanos que vendían bijouterie. A la hora de explicar
esta situación, la titular de la Asociación de Colectividades dijo directamente que "el problema
que hay es que se subalquilan espacios y así aparecen en la feria los mismos productos que se
encuentran en las calles del centro".
Ese subalquiler está prohibido por la normativa que encuadra el evento.
Según explicó Del Grosso, el municipio cede gratuitamente el predio del Parque
Nacional a la Bandera y las diferentes colectividades sólo se hacen cargo de "los gastos de luz,
agua y parte del operativo de seguridad".
Sanción. En el caso de la Casa Uruguaya, el propio presidente de la entidad
reconoció a LaCapital la situación cuando dijo: "Los chicos son africanos y hace un par de años que
están participando con nosotros", y agregó que "nadie es ajeno a que esta fiesta es un negocio,
estos chicos pagan por estar en un puesto, tienen todo legal como para trabajar".
El argumento de Correa era que los habían echado "por ser negros", lo que
terminó en una denuncia ante la comisión de Derechos Humanos del Concejo Municipal (ver
aparte).
El coordinador del Etur admitió que "el problema no es nuevo", y agregó que si
bien "existían sospechas de estos subalquileres, ahora el propio Correa lo confirmó".
Por lo pronto, el Etur lo convocará a una reunión y adelantó que en caso de
ratificar estos dichos, el stand podría ser sancionado hasta "con una suspensión para el año
próximo"