El arzobispo de Rosario, Eduardo Eliseo Martín, llamó ayer a las autoridades a tomar medidas para paliar “el drama de las adicciones, que tiene esclavos especialmente a tantos jóvenes que ni estudian ni trabajan”. La máxima jerarquía religiosa de la ciudad criticó además a quienes “adoran al mercado” e hizo una enfática defensa de la vida en el marco del Tedeum por el 25 de Mayo que celebró en la Catedral rosarina.
Con un tono crítico, el arzobispo centró su mirada en los jóvenes, víctimas del flagelo de las adicciones en las barriadas locales, una problemática que la Iglesia Católica aborda desde la Pastoral de Drogadepencia en las zonas más castigadas de la ciudad.
“Es deber de la autoridad tomar medidas prudentes para que los más débiles sean atendidos en sus necesidades, especialmente teniendo en cuenta el gran índice de pobreza que no se logra bajar significativamente y que desde hace varios años no se perfora el límite de la pobreza estructural. El drama de las adicciones que tiene esclavos, especialmente a tantos jóvenes que ni estudian ni trabajan”, señaló en su homilía.
No obstante, puso especial confianza y esperanza en esa juventud y destacó el hecho de que miles se estén dando cita desde ayer en esta ciudad para formar parte de un Encuentro Nacional.
“Los negros nubarrones que se ciernen nos preocupan, pero la esperanza siempre está levantándose cada mañana, la pequeña esperanza que nace de la bondad de Dios que nos la dona y que es la característica de la juventud: toda ella es esperanza. Comenzamos a vivir hoy en nuestra ciudad el II Encuentro Nacional de Jóvenes; 15 mil de distintas partes del país se han dado cita en Rosario, y eso nos llena de esperanza, nos colma de alegría y nos hace bien”, puntualizó.
Martín subrayó que el lema del encuentro es “Con Vos renovamos la historia” y explicó que “ese «Vos» es en primer lugar Jesús, quien entrando en nuestra vida la hace nueva, la vida personal y la de nuestros pueblos. Y Vos es el otro, junto con el otro, junto con los otros renovamos la historia. Esta es nuestra esperanza y por eso vienen todos estos jóvenes hasta Rosario para proclamar a todos que es posible una historia distinta, más verdadera, más justa, más hermosa”.
La “idolatría” del mercado
El arzobispo de Rosario consideró que “es hora de no poner la confianza en el dinero en forma desmedida, llegando a idolatrarlo, pues eso nos trae muchos males, como los que estamos padeciendo hoy”.
En tal sentido, llamó a decir “no a la idolatría del dinero y del mercado” y propuso ir hacia “una economía donde el centro sea siempre la persona humana, con su dignidad”.
Dijo que para poder abordar esos problemas, es necesario “un mayor diálogo entre todos los sectores para acordar pasos seguros, ciertos, que nos vayan encaminando hacia un sendero virtuoso de progreso integral”.
“Diálogo amplio, sincero, veraz con la mirada puesta en el bien del pueblo, dejando intereses sectoriales, partidarios, o electoralistas y pensando solamente en el bien común”, remarcó.
En ese orden, puntualizó que “no recae la misma responsabilidad sobre la dirigencia en general que sobre aquel que tiene una función más humilde”. Y cerró con una arenga: “La hora de nuestro país nos llama a un compromiso responsable en bien de todo el pueblo. De un modo especial a quienes ejercen autoridad, que como tal tienen como misión velar por ese bien común y gestionarlo”.
“Cada niño que viene al mundo es bienvenido”
El arzobispo de Rosario, Eduardo Eliseo Martín, hizo ayer una enfática defensa de la vida en el marco del debate sobre la despenalización del aborto que se está llevando adelante en el Congreso Nacional y llamó a propiciar una "cultura de la inclusión".
"Nos preocupa que hoy se ponga en duda el derecho a la vida, que es el primer derecho humano. Con mis hermanos obispos del Litoral quiero expresar la firme convicción de que cada niño que está viniendo a este mundo merece ser bienvenido, pues todo ser humano es un don, con su dignidad inviolable de ser persona, imagen de Dios", señaló ayer en el marco de la homilía del Tedeum por el 25 de Mayo que celebró en la Catedral local.
En tal sentido, destacó que propicia "una cultura de la inclusión, que no descarte a nadie por ninguna razón. Rechazar la vida que empezó su camino es signo de una cultura del descarte y la exclusión que nos deshumaniza, empobrece y contradice el dato duro de la ciencia", consideró.
A renglón seguido, dijo que "el drama humano de una madre que se ve en el dilema de abortar a su hijo, implica diversos actores, pero nunca un problema humano se puede resolver eliminando a uno de ellos; siempre se debe solucionar procurando salvar a todos".
"Comprendemos la situación de muchas mujeres que frente a graves dificultades se ven tentadas de recurrir al aborto como solución. El aborto nunca es gratuito, deja huellas muy profundas, tanto a nivel biológico, psicológico como espiritual. Las animamos a que, con coraje, lleven adelante la vida de su hijo; al verlo nacer seguramente les traerá una gran alegría", subrayó.
No obstante, puntualizó que "a las madres que hayan optado por el aborto les anunciamos nuevamente que la última palabra sobre la existencia humana es siempre la misericordia. A los legisladores les animamos a que con inteligencia y sabiduría, respetando la verdad y el bien, busquen aprobar leyes que ayuden a que toda mujer se sienta protegida y acompañada en su embarazo. Así, en las leyes se mostrará que somos una sociedad fraterna, generosa e inclusiva".