La búsqueda de Pedro Eduardo Yosti, el hombre de 80 años que había desaparecido de su casa de barrio Pichincha el 4 de julio pasado, terminó de un modo triste este fin de semana: con el hallazgo de su cuerpo sobre las vías del ferrocarril y a pocas cuadras de su casa. La autopsia posterior reveló que el anciano, que sufría un cuadro de demencia senil, falleció el miércoles por causas naturales a raíz de una "disfunción orgánica", a la que sus familiares creen que, además, pueden haber contribuido el frío, la lluvia y la falta de alimentos. Lo curioso es que el hombre fue a morir en una zona que conocía bien, en la proximidades del ex molino Minetti (Salta e Iriondo), donde había trabajado cuando joven.
Yosti se había ausentado de su hogar de avenida Rivadavia entre Callao y Ovidio Lagos el 4 de julio último, el mismo día en que sus familiares radicaron la denuncia en la comisaría 7ª y que, junto a amigos y allegados, emprendieron una desesperada búsqueda del hombre.
Su hija menor, Gisella, recordó que hasta el viernes a la noche, día en que finalmente la policía los llamó para avisarles que se había encontrado el cuerpo del hombre, no se cansaron de recorrer las calles, a pie y en auto, en busca de su padre, a quien suponían perdido y con un cuadro de confusión por su propia enfermedad.
Como estrategias, los familiares pegaron fotocopias con la imagen y datos de Yosti, recurrieron a los medios de comunicación, a distintos organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales que trabajan con gente en situación de calle, recorrieron refugios, hospitales y hasta la morgue. Todo sin éxito, durante largos y desgastantes ocho días.
"Existe un registro de chicos y adolescentes extraviados, pero aunque parezca increíble, ante la búsqueda de personas adultas que están perdidas es poco lo que se puede hacer", se lamentó ayer con mucha impotencia la hija de Yosti.
Area ferroviaria. Fuentes policiales indicaron que quien halló el cuerpo del hombre, el viernes pasado a las 17.50, fue el conductor de una locomotora del Nuevo Central Argentino (NCA).
Yosti llevaba puesta poca ropa y se encontraba tendido en la playa de maniobras Barranca, en los alrededores del ex molino Minetti, más precisamente dentro de un zanjón en la intersección de la vía 21.
Un par de horas después personal de la seccional 7ª comunicó la dolorosa novedad a la familia, quien debió reconocer el cuerpo antes de que se le practicara la autopsia en el Instituto Médico Legal, el sábado al mediodía, que terminó confirmando la muerte por causas naturales.
Al diagnóstico de una "disfunción orgánica" con que concluyeron los forenses, reconoció su hija, pueden haber contribuido también algunas otras patologías de base que sufría el hombre, como —además del cuadro de demencia senil— diabetes e hipertensión.
El examen posmórtem determinó que el fallecimiento databa probablemente del miércoles pasado, unas 48 horas antes de haber sido encontrado, lo que causó mayor dolor a la familia por la cantidad de días en que Yosti parece haber estado vagando por las calles, pese a los incansables esfuerzos de todos sus allegados por encontrarlo vivo y a todas las pistas que siguieron.
Una vez que el hombre fue sepultado, el mismo sábado, su hija expresó el deseo de "no olvidarse de tantas cosas que se ven cuando se caminan las calles de la ciudad" y a las que no pudo sustraerse durante la búsqueda de su papá, en la que también colaboraron solidariamente ex combatientes de Malvinas.
Amigos de Yosti que prefirieron la reserva de su identidad aseguraron que la búsqueda policial fue lenta y tardía y poco contribuyó para que el resultado no fuera el que descarnadamente el viernes mostró la realidad.