Un relevamiento de la Municipalidad detectó que el diez por ciento de los muros
linderos a las 3.200 obras que hay en ejecución en Rosario corre riesgo de derrumbe. Los técnicos
oficiales constataron que hay desperfectos tan serios que "de milagro" no se produjeron más
accidentes con consecuencias irreparables como los vividos hace un mes con la muerte de cuatro
operarios.
Las inspecciones que realizaron los integrantes del Departamento Estructuras de
la Dirección de Obras Particulares hallaron paredes que ni siquiera tienen el mínimo metro con
cincuenta de profundidad de cimientos, caños de principios de siglo XX oxidados, pérdidas de agua o
refacciones internas no declaradas que con el paso del tiempo se degradaron.
Todos esos factores contribuyeron para que las paredes vecinas a las obras en
construcción queden bamboleando. Los técnicos remarcaron que es "primordial" el trabajo previo de
estudio de suelo, porque, en general, las construcciones que se están realizando proyectan
edificios muy elevados, con tabiques y columnas con grandes cargas que se incrementan por efecto
del viento y producen tensiones y deformaciones en el terreno.
Una variable que repercute en el modo de edificar es que desde hace varios años
se mantiene constante el crecimiento del parque automotor, con la consiguiente necesidad de
construir cocheras. A raíz de esto, los nuevos edificios ahora deben realizar grandes excavaciones
para destinar uno o dos subsuelos al estacionamiento de vehículos.
Según destacaron los profesionales de Obras Particulares consultados, esos hoyos
originan empujes horizontales del suelo. El informe remarca que es a raíz de esto "la tarea debe
ser ejecutada con precisión por los técnicos a cargo, con apuntalamiento o anclajes para prevenir
el desmoronamiento de tierra y derrumbe de construcciones vecinas".
Las fallas. De acuerdo al relevamiento de Obras Particulares, las fallas que se
detectaron fueron: escasa profundidad de cimientos, muros asentados en barro, paredes afectadas por
cañerías rotas que provocan socavamiento del suelo y aparición de pozos negros.
Para los técnicos, esas fallas pueden dar indicios que saltan a la vista, como
fisuras en paredes o suelos. Las consecuencias de no realizar una fundación correcta de la obra,
previo estudio del suelo y su posterior apuntalamiento o submuración, puede acarrear grietas,
fisuras a 45 grados de inclinación, hundimiento del piso y hasta un derrumbe.
Las irregularidades tienen tal magnitud que una calificada fuente de Obras
Particulares aseguró que "de milagro no ocurrieron más accidentes graves".
La preocupación de las autoridades pasa por lo profesional: las excavaciones
deben estar cuidadosamente diseñadas y construidas, debido a que la fundación y subsuelos es el
ítem de mayor riesgo. Un error en ese sentido puede acarrear graves consecuencias.
Así, el boom constructor que se inició en Rosario hace cuatro años sigue
mostrando también otra cara: las de las fallas dentro de los obradores.
La cara más amarga se vio en mayo, cuando en menos de una semana murieron cuatro
obreros por causas que aún la Justicia investiga. En dos de esos accidentes las pericias detectaron
falencias en la fundación de la obra que hubieran evitado el dramático final: en Urquiza y Santiago
murieron dos operarios aplastados por la loza de hormigón del primer piso, y en Viamonte al 1300,
falleció otro albañil sepultado por un talud de tierra.
Esos episodios encendieron un dura polémica entre autoridades, profesionales,
entidades gremiales y obreros, que puso en el tapete las responsabilidades y los controles en los
cientos de obradores que se levantan en la ciudad. Ahora, el relevamiento de Obras Particulares no
hace más que demostrar que las irregularidades se siguen produciendo. Más de 300 muros linderos a
obras en construcción corren riesgo de derrumbe.