En la meseta más alta de la segunda ola, y en pleno confinamiento dictado por el gobierno nacional, los trabajadores esenciales siguen cumpliendo sus tareas. A diferencia de lo que sucedió en el pico de contagios del año pasado, grandes empresas de la ciudad y la región implementan como medida adicional de prevención el hisopado a sus empleados, previo al ingreso a los establecimientos. Se trata de personas jóvenes y de mediana edad, económicamente activas y no vacunadas, a quienes las patronales buscan testear para detectar casos asintomáticos, ordenar los aislamientos correspondientes y cortar la cadena de propagación del virus. La toma de muestras no es compulsiva.
Desde que comenzó la cuarentena en marzo de 2020, se presentaron en la provincia entre 33 y 34 mil protocolos de higiene y seguridad en relación al Covid 19, revelaron desde el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Santa Fe. La mayoría no contemplaba los hisopados pero sí preveía acciones complementarias de prevención en caso de que hubiera avances científicos en la materia. En los últimos días, en conversaciones con industriales y referentes de cámaras empresarias, surgió que en plantas de personal numerosas están practicando los testeos como una estrategia de vigilancia, dijeron desde la cartera que conduce el ministro Juan Pusineri.
Esa es la situación, por ejemplo, de una exportadora de cereales radicada en Arroyo Seco. El delegado gremial de la Unión de Recibidores de granos, afines y anexos, Dante Lisardo, contó que los hisopados se hacen los lunes desde el 3 de mayo en el umbral de la empresa ADM agro. “Nos parece bien porque tuvimos varios casos de Covid y aislamientos. Para el gobierno somos esenciales pero no nos vacunan”, advirtió el hombre de 41 años. Por eso hubo un reclamo nacional del sindicato en conjunto con la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina, que consistió en un paro de 24 horas, con finalización este viernes a las seis de la mañana.
Las muestras se procesan en laboratorios privados que incluso prestan el servicio de acudir a los lugares de trabajo para realizar las extracciones. Santiago Turner, que dirige la institución bioquímica que lleva su apellido, contó que en septiembre y octubre del año pasado recibieron una demanda importante de pruebas de PCR de parte de firmas automotrices, metalúrgicas y puertos. Entonces las empresas se hacían cargo de los costos y ahora instruyen a sus empleados para que tramiten la PCR a través de las obras sociales. “Mejoraron los protocolos y hay mucho home office, así que las solicitudes que recibimos tienen más que ver con tests rápidos ante viajes o proyectos puntuales que implican el ingreso a las fábricas u oficinas de mucha gente. Si se trata de acciones preventivas, vamos a los lugares de trabajo y el resultado está listo en media hora”, explicó.
La mayor cantidad pasa por el sistema de salud
En tanto Fabián Fay, del laboratorio Cibic, aportó que desde la institución que dirige vienen haciendo pruebas en empresas desde el inicio de la pandemia, a través del pedido de un médico de la planta (en el marco de una estrategia de vigilancia de las compañías y de la confección de una ficha epidemiológica). No obstante, dijo el bioquímico, la mayor cantidad de testeos pasa por el sistema de salud, ya sea público o privado. “No se trata de pedidos masivos sino de casos más puntuales, por ejemplo de viajes entre provincias, personas que vienen de afuera o ante brotes, que son infrecuentes porque los protocolos en los lugares de trabajo se cumplen”, agregó Fay, que ha intervenido en grandes locales de la industria metalmecánica, alimenticia y de servicios. La experiencia le indica que los contagios no se dan en el interior de los establecimientos sino que vienen “de lo social” y que ha quedado demostrada la importancia “de los programas de medicina laboral”.
Estas medidas adicionales que las empresas están incorporando no son compulsivas, es decir que los trabajadores pueden negarse a ser hisopados. De todos modos es algo que en general se ve con buenos ojos porque implica no solo una protección para el involucrado sino para su burbuja y su sector, incluso para la familia, en un marco de escasez de vacunas y de un esquema de inoculación que no llega a la población económicamente activa porque está resguardando en primer lugar a otras franjas de mayor riesgo.
“No pedimos que se saltee a nadie sino que también nos tengan en cuenta a nosotros, los esenciales, que estamos trabajando desde el primer día”, acotó en ese sentido Dante Lisardo, de la cerealera de Arroyo Seco. El sector agroexportador en el que se desempeña implica para algunos trabajadores el contacto con tripulante extranjeros en los muelles y con transportistas de cargas provenientes de otras provincias.