"El mensaje de todo esto tiene que ser claro: que no haya una Giuli más y que los responsables de su muerte no se hagan los distraídos. Hoy por hoy, la Justicia esta adelante y yo detrás de ellos. Mi hija se equivocó y la pago muy caro; pero los que no se equivocaron, los que organizaron la fiesta y los que debían controlarla, también quiero que paguen. Quiero que esto no vuelva a pasar, que ninguna familia pase lo que estamos pasando nosotros", dice con voz quebrada Horacio Maldovan, el papá de Giuliana, la joven de 20 años que falleció hace cuatro días después de descomponerse, presuntamente tras consumir drogas sintéticas, en un boliche de la localidad de Arroyo Seco.
Horacio está sentado en el living de su casa junto a su mujer, Ana, y los dos hermanos mayores de Giuliana. No pasó más de un día del entierro de la más chica de la familia y sus padres aceptan con una condición la entrevista: "Que sirva para que los jóvenes tomen conciencia y también para que lo hagan quienes tienen que cuidarlos". Y vuelven varias veces sobre este último aspecto: la responsabilidad de los organizadores del evento y de los encargados de fiscalizarla.
Giuliana fue una de los dos jóvenes que perdieron la vida después de participar de la fiesta organizada por la productora Live Art en el boliche Punta Stage de Arroyo Seco. Después de desmayarse, fue socorrida por un amigo. El se encargó de levantarla, llamar a las ambulancias públicas y advertir de la situación a sus padres. Ningún encargado de la seguridad o de la organización de la fiesta la asistió.
Tampoco se comunicaron en los días siguientes, ni los empresarios, ni algún funcionario del municipio de Arroyo Seco. "No lo hicieron ni lo van a hacer. Unicamente nuestros familiares y amigos nos han apoyado", dice Horacio.
Responsables.
Para el hombre, los organizadores del festival de música electrónica y el personal de la intendencia encargada de fiscalizarla son "claramente" responsables de la muerte de su hija.
"Tienen toda la responsabilidad, el intendente no puede decir que no sabía que se hacía una fiesta multitudinaria. ¿Cómo puede no saberlo? Las entradas se vendían por la empresa Ticketek, había propaganda por todos lados, de la organización participó gente de la localidad de Arroyo Seco. Hicieron una fiesta en el patio de la casa y el no sabía. Pero ese es un tema sobre el que tendrá que avanzar la Justicia", señala.
Dos fiscales provinciales —Walter Jurado, del Ministerio Público de la Acusación santafesino, y Patricio Múgica Díaz, de la ciudad de San Nicolás, donde residía Lucas Liveratore— investigan las responsabilidades penales relacionadas con las muertes. Además, al fiscal federal Mario Gambacorta le cabe la investigación por la presunta comercialización de estupefacientes dentro del festejo.
Horacio y Ana confían en que la investigación permita destejer el entramado de lo que consideran "un negocio que lucra con la vida" de los jóvenes.
"Hay muchos intereses y mucho dinero de por medio. Por eso decidimos salir a hablar, porque necesitamos sumar gente que nos ayude. La policía se cubre, los que tienen responsabilidad política se cubren. Para ellos es un número más, un muerto más. Para nosotros no. Era nuestra hija, es lo único que tenemos. Me sorprende que hasta el día de hoy digan que en Arroyo Seco las fiestas electrónicas están prohibidas. ¿Cómo se entiende eso? ¿Cómo se hizo entonces una fiesta electrónica? Esta mañana nos dijeron que este tipo de fiestas se hacen todos los sábados, no son tan masivas pero se hacen todos los fines de semana", apunta Horacio.
"Un descontrol"
En el perfil de Facebook de Giuliana o mediante mensajes de texto o whatsapp a los teléfonos de la familia, muchos jóvenes que participaron de la fiesta en el boliche Punta Stage les cuentan a los Maldovan detalles de esa madrugada fatal. Todos dicen más o menos lo mismo: que no había agua, que faltaba el aire, que no se podía respirar, que apagaban los ventiladores, que había una sola barra y colas enormes para conseguir una botellita de agua mineral a 80 pesos, que después de las tres de la mañana se abrieron las puertas de la disco y que la gente pasaba sin entradas y, también, que vendían pastillas como caramelos y que los vendedores "pasaban ofreciendo rolla, rolla " (en la jerga, éxtasis) como si fueran palitos helados.
"Una chica nos contó que tuvo que asistir a un par de amigos que también estaban descompuestos. Les daba caramelos. Me dijo que no se animó a irse porque tenia miedo de dejar a su hermana o a sus amigos", señala Ana.
—¿La sensación es que los jóvenes estaban desprotegidos?
—(Ana) Todos dicen que se vendían drogas como caramelos, que había muchos vendedores. Yo me pregunto, ¿no había personal de seguridad?, ¿nadie los vio? Nadie se quiere hacer cargo de la realidad y parece que la culpa la terminan teniendo los chicos. Posiblemente muchos ya hayan llegado con las pastillas, algunos las hayan tomado afuera. Giuli se descompuso y perdió el conocimiento en la fiesta, a las seis se la mañana. Ella consumió lo que consumió, en la fiesta. Se desvaneció y perdió el conocimiento en la fiesta, y ya la sacaron mal.
(Horacio)—Por eso a los chicos les digo que tomen conciencia, que aprendan de Giuli, era una chica llena de vida, llena de alegría, y se equivocó. Les digo que no se dejen meter en la cabeza que las pastillas son buenas, que los transportan a un lugar mejor; que no necesitan pastillas. Pero eso no lo tengo que decir yo, tiene que estar el gobierno diciéndolo todos los días. Pero no hay campañas contra las drogas, no hay educación contra las drogas. No hay nada.
—Por estos días muchos plantean que estas fiestas deberían estar prohibidas, ¿lo comparten?
—(Horacio) Yo me pregunto: ¿Se debería prohibir el fútbol? Porque se ha muerto mucha gente por el fútbol. Pero en los estadios hay más control, pongamos controles. Esto fue tierra de nadie, sólo de algunos para hacer negocios. Ahora dicen que en las próximas fiestas va a haber más seguridad. La Policía de Santa Fe, el Ministerio de Seguridad debería tener un protocolo de actuación para este tipo de festivales, debería trabajar para prevenir. Siempre estamos atrás, después de una muerte. Hubo dos muertes. Hacen mucha promoción cuando agarran a dos muchachos y diez pastillas, acá se vendieron cientos, miles de pastillas. ¿Por qué no salen a dar la cara ahora?
Los adolescentes tienen 20 años y no reflexionan mucho sobre las consecuencias. En un solo momento se juegan la vida y no lo piensan. Los padres no podemos hacer mucho. Podemos hacer en casa, hablar de todo, educar, acompañar, pero cuando están afuera no podemos hacer nada. No es que Giuli no sabía, ni que era una adicta. Ella se equivocó, tomó algo que no tenía que tomar. Ahora tenemos que salir adelante y vamos a pelear para que esto no ocurra nunca más.
"Recordar y conmemorar su vida"
Esta foto fue extraída del perfil de Facebook de Giuliana. Se la ve junto a sus padres. Allí, una inscripción reza: "Esperamos que los seres queridos de Giuli encuentren consuelo visitando su perfil para recordar y conmemorar su vida".