Belén Rocío Martínez (Ropi, para sus conocidos) ya lleva más de un mes detenida en el penal Colonia Femenina del Bom Pastor, en Recife, norte de Brasil, a algo más de 300 kilómetros de donde fue aprehendida el 11 de mayo pasado cuando se defendió del ataque de un hombre que resultó ser un efectivo de las fuerzas de seguridad brasileñas. La joven de 23 años, que viaja como mochilera desde los 18 y que vive como artesana y malabarista, espera por estos días que la Justicia le otorgue la prisión domiciliaria para esperar las audiencias y el posterior juicio por el hecho. "Eso no significa que ella pueda volver a la Argentina y a casa para esperar ese proceso, pero sí estimamos que podrá hacerlo fuera del penal", contó a Thaly Martínez, hermana de Rocío, que además espera que en los próximos días su mamá también pueda viajar a Brasil e instalarse allí para estar más cerca de su hija.
Aunque no hizo declaraciones por existir "un proceso judicial en curso", tal como lo informaron a La Capital desde la Cancillería, el cónsul argentino en Recife, Alejandro Funes Lastra, intervino rápidamente en el caso de Rocío y, de acuerdo al relato de la familia, además de las abogadas que están llevando adelante los trámites judiciales, "fue personalmente a ver a Rocío a la cárcel en varias oportunidades para saber cómo estaba", dijo Thaly.
Además, la hermana de la joven señaló que fue a través del Consulado que se tramitó ante la Justicia la posibilidad de que Rocío saliera del penal por unas horas para realizar el trámite de obtención de sus antecedentes penales. "Con eso va a quedar registro de que mi hermana no tiene ningún antecedente y es fundamental para tramitar el pedido de prisión domiciliaria, para que ella pueda esperar el proceso judicial fuera de la cárcel", relató la joven desde Rosario, quien además señaló que es el cónsul quien "personalmente llama a mamá para comentarle las novedades del caso".
Si bien Thaly dijo ser optimista en relación a ese trámite, dejó en claro que para nada significa que Rocío pueda esperar el proceso judicial en la Argentina.
"Lo que nos comunicaron es que podría salir del penal y tendrá que esperar el proceso en Brasil, en un domicilio cercano al lugar de detención e incluso con una tobillera de control", contó Thlay y señaló que, en ese contexto, las áreas de derechos humanos santafesinas "también están acompañando para que mi mamá pueda viajar a Brasil en las próximas semanas y acompañe a Rocío en ese proceso de espera que, entendemos, se va a extender por varios meses".
El hecho y una detención ilegal
Thaly insistió en la ilegalidad de la detención de su hermana y en que lo que sucedió en la cercanías de Porto de Galinhas fue la defensa a un ataque de un hombre que, además, resultó ser integrante de las fuerzas de seguridad brasileñas. "Está presa por defenderse", denunció su hermana en un primer momento y lo refrendó.
El hecho que denuncia la familia de Rocío, y que acompañaron las organizaciones feministas el 3 de junio pasado en el marco de la séptima movilización de Ni Una Menos, se produjo el 11 de mayo, cuando la joven estaba con dos amigos en un terreno público cercano a la playa, en el Estado de Pernambuco. Una intensa lluvia los había obligado a refugiarse en un espacio público techado cercano, conocido en la zona como “La Casa del Gobernador”, un lugar que supo ser residencia gubernamental, luego fue abandonado y fue ocupado por familias. Allí, según se supo, se guarecieron de la lluvia Rocío y dos de sus amigos, además de otros turistas.
"Cuando la tormenta cesó, los compañeros de Rocío fueron a buscar un lugar con señal de wifi y ella se quedó sola con su perra. En un momento apareció un hombre que la despertó en forma violenta, sin identificarse ni explicarle que no podía estar allí y comenzó a darle patadas en todo el cuerpo; ella intentó pararse para hablar, pero siguió dándole golpes en la boca y la nariz, que le sangraban", asegura la hermana de la joven.
Ante el ataque y la continuidad de los golpes por parte del agresor, Rocío se defendió con un pequeño cuchillo (una especie de alicate) que utiliza como herramienta para sus artesanías y lo hirió. De esa escena, los únicos testigos fueron dos efectivos de seguridad y la consecuencia fue la detención de la joven argentina.
La familia señaló algunas irregularidades que se produjeron en un primer momento. La joven fue trasladada al penal en Recife, capital de Pernambuco, a unos 300 kilómetros del lugar del hecho, sin recibir atención médica por las lesiones que había recibido y, además, su detención como ciudadana argentina se demoró en ser comunicada por las autoridades brasileñas al Consulado argentino.
"También la hicieron declarar sin la presencia de un abogado estatal y sin traductores presentes", contó su hermana a finales de mayo.