Personal de enfermería, servicios generales y mantenimiento del
neuropsiquiátrico Agudo Avila cortó ayer a las 11 la esquina de Santa Fe y Suipacha para reclamar
por las condiciones de trabajo. Piden "reconocimiento de área crítica, seguridad laboral y refuerzo
de personal", además de la recuperación del plus por riesgo y tarea peligrosa que perdieron en 1996
a manos de la ley de emergencia.
Por otro lado, el anuncio del cierre del llamado "corralito" de la cárcel de
Coronda sobrevuela sobre el ánimo de los trabajadores del Agudo Avila, uno de los destinos posibles
para el traslado de pacientes. "No los vamos a aceptar si no existen las condiciones adecuadas,
esto es un hospital de puertas abiertas, queremos saber qué tipo de patologías traen", adelantaron
los trabajadores en conflicto, aunque acotaron que por el momento lo único claro es el cierre.
Según los trabajadores, en los últimos años, hubo dos movimientos paralelos pero
de sentido contrario. Mientras los trabajadores perdían calidad laboral, la exclusión social
modificaba el perfil de la población del hospital. "Tenemos más situaciones de violencia",
aseguraron.
Para la delegada gremial Ana Vega es prioritario que las autoridades escuchen el
reclamo que incluye recuperar los montos aunque sean mínimos por labor insalubre (área crítica)
pagados hasta 1987 y por riesgo que en la actualidad no perciben la mayoría de los trabajadores que
ayer reclamaban.
"Tenemos un enfermero cada 24 pacientes durante la mayor parte del tiempo",
relató Vega en contraste con las condiciones ideales que hablan de dos profesionales para seis
enfermos. El Agudo Avila tiene una población de unos 80 internos, con un porcentaje importante de
crónicos y de "adictos, muy medicados, con problemas que agravan las condiciones", señaló.
"Hace dos días hubo una enfermera para 36 pacientes, es una situación que no da
para más", sentenció Vega y dijo que el básico de 180 pesos que reciben, llega a formar un salario
de bolsillo de unos 1.700 pesos mensuales.
Tampoco tienen un departamento de salud laboral donde los terapeutas les ayuden
a sobrellevar el estrés de poner el cuerpo a una tarea que si bien eligieron por vocación, no los
exime de los peligros reales. "Somos los que estamos durante todo el tiempo con los pacientes, sin
nosotros el hospital no podría funcionar", consideró Vega.
La protesta de ayer completó la segunda de las jornadas dobles de paro que
vienen llevando adelante desde la semana pasada. "Hubo un hecho de violencia que colmó la situación
cuando un joven que trajeron desde Coronda por 24 horas destrozó por completo la enfermería",
relataron.
Otro sofocón se lo llevó Miriam, una enfermera que hace dos meses, cuando volvía
del baño, recibió una trompada en la mandíbula que la dejó al borde del knock out. "Fue un paciente
que venía caminando por el pasillo y de pronto reaccionó", recordó la mujer que anima talleres
entre los enfermos con cantos y guitarra. Ella es una de los últimos tres trabajadores agredidos,
los otros dos tienen lesiones en una mano y en un tendón.
Patricia Pintus, es enfermera y llegó al Agudo Avila hace cinco años. Desde
entonces vio cambiar las patologías con las que se ingresa. "Ahora muchas provienen de la agresión
social que sufren los pacientes", argumentó. Según Víctor Correa, las autoridades de Salud de la
provincia reconocieron la legitimidad del plus por área crítica; "ahora hay que ver cuando lo
pagan", acotó.
Lejos de la gente. Para Jorge Acevedo, secretario general de la Asociación
Trabajadores del Estado (ATE), la situación de fondo pasa por desconocer los problemas de los
trabajadores de la salud. "En la provincia hay una política salarial que viene desde la dictadura
agravada por las resoluciones de emergencia; propusimos un básico de 1.500 pesos pero no se tomó y
la paritarias siguen siendo un lugar donde se discute lejos de la gente", explicó.