“Esto pasa en todos lados, es lo de siempre, nada más que esta vez me tocó a mí”. La
frase corrió por cuenta de Gonzalo Gayol, el joven rosarino que fue agredido por un patovica en un
boliche de Mar del Plata y sufrió una fuerte herida en su cabeza que lo obligó a permanecer
hospitalizado en la costa atlántica. Mientras viajaba ayer de regreso a Rosario junto a su familia,
el chico aseguró a La Capital que va a seguir yendo a los boliches, aunque ahora “con
un poco más de cuidado”.
El episodio se produjo en la madrugada del 2 de enero pasado, mientras
el joven de 21 años se encontraba veraneando en aquella ciudad costera junto a un grupo de amigos.
Esa noche, en la puerta de un boliche, Gonzalo fue agredido por un custodio quien lo golpeó en la
cabeza con una cadena.
Tras el impacto, el muchacho tuvo que permanecer internado en el
Hospital Interzonal General de Mar del Plata, ya que la golpiza en la cabeza lo dejó inconsciente
durante un período prolongado. Además, en ese momento fue su hermana Julieta quien confirmó que el
joven debía permanecer en observación porque presentaba un hematoma interno en la cabeza, que
después evolucionó favorablemente.
Enterados del episodio, los padres del chico viajaron a la ciudad
balnearia y ayer, con Gonzalo ya dado de alta, acompañaron el regreso de su hijo.
Lo de siempre. Aunque sin naturalizar la situación que atravesó, el joven no se mostró
sorprendido por el episodio. “Esto pasa en todos lados, es lo de siempre, nada más que esta
vez me tocó a mí”, sostuvo Gonzalo, quien no dejó de señalar que “siempre hay problemas
en los boliches y en Rosario todos los fines de semana se ven casos de este tipo”.
Sin embargo, no se resiste a quedarse en su casa. “Salir, voy a
seguir saliendo, pero ahora creo que con un poco más de cuidado. Porque parar a los tipos esos (en
referencia a los patovicas) es imposible”, consideró mientras todavía viajaba desde Mar del
Plata hacia Rosario acompañado por su familia.
Consultado sobre qué le diría si tuviera en frente al patovica que lo
agredió, el joven fue muy escueto: “Creo que no le diría nada, tampoco me interesa”.
El chico ratificó que se encontraba “bien” de salud luego de
los estudios neurológicos que se le realizaron mientras todavía estaba internado en el hospital de
Mar del Plata y que a partir de ello le permitieron recibir el alta. No obstante, una vez en
Rosario deberá someterse a una serie de controles.
Para adelante. El joven de 21 años trabaja de empleado metalúrgico. Terminó el secundario en
el Instituto General San Martín y se había tomado unas vacaciones con amigos en la costa atlántica.
Ahora en lugar de hablar de sus frustrado descanso prefiere pensar en el futuro y en la posibilidad
de seguir estudiando.
Por su parte, su papá Eugenio destacó: “Ojalá nunca más tenga que
pasar por esta experiencia” y consideró que estos hechos son “el resultado de la
improvisación; aparecieron los patovicas que son los que suplen la ausencia del control de
Estado”.
Sin embargo, también él prefirió mirar para adelante y dejar de pensar
en los días que pasaron que “fueron terribles”; y agregó: “La verdad necesitamos
descansar todos y terminar con este episodio que nos tuvo tan mal”.
Mientras tanto, desde Mar del Plata se pudo saber que finalmente el
personal de la comisaría correspondiente ya inició una causa por “lesiones” con
intervención de la fiscal de turno, Andrea Gómez..