Los vecinos estaban consternados. Al lado de la anciana, que vive en el departamento del segundo piso, su hija agradecía que la explosión no hubiera causado heridas de mayor importancia a los habitantes del Fonavi.
Por Diego Veiga
Los vecinos estaban consternados. Al lado de la anciana, que vive en el departamento del segundo piso, su hija agradecía que la explosión no hubiera causado heridas de mayor importancia a los habitantes del Fonavi.
El siniestro se desató cerca de las 19. Según comentaron los vecinos, un hombre de unos 30 años que vive en el tercero "entró a bañarse y al abrir el agua caliente explotó todo". El estallido arrasó con la pared que separa el baño de la cocina y dejó al muchacho malherido, con la cabeza ensangrentada y muy aturdido por la conmoción.
Casi al mismo tiempo se sucedieron las explosiones en los departamentos de abajo. En el segundo, milésimas antes la anciana había salido al patio a buscar agua. "Es que acá no hay mucha presión, y en el patio sale un poco mejor, así que la busco ahí", explicó.
En eso estaba cuando la sorprendió la explosión. En su departamento, la onda expansiva también derribó la pared que separa el baño de la cocina. Ya no pudo regresar. Anoche su hija había decidido llevársela a pasar la noche a otro sitio, ya que el departamento había sido seriamente afectado por el siniestro.
Unos metros más allá, conmocionado y comprensiblemente enojado, el joven que vive en el primer departamento tampoco salía de su asombro. Apoyado en la silla de ruedas de un anciano que también habita en ese departamento, intentaba reponerse del estupor que le había causado el estallido.
Pericias
Al cierre de esta edición, los policías que custodiaban el lugar esperaban la presencia de peritos que tomaran las primeras medidas para determinar la causa fehaciente que llevó a tres departamentos del Fonavi que se alza a metros de la vía que cruza el bulevar Avellaneda, a la altura del 4500, a volar por los aires.
Por lo bajo, un vecino comentó que un plomero había estado trabajando en el departamento del tercer piso, en donde se inició la sucesión de explosiones. Y una fuga de gas era la hipótesis que sonaba con fuerza
Anoche todo era desconcierto y los damnificados no querían retirarse del lugar. Los departamentos estaban inhabitables pero ellos se negaban a dejarlos desocupados. "Yo no voy a dejar mi casa así, me quedó acá", les aseguraba una mujer a sus familiares.
Las luces titilantes de un patrullero cerraban la escena. Por fortuna sólo hubo un herido leve, pero en la ciudad donde una fuga de gas desató la peor tragedia de su historia, este tipo de siniestros inevitablemente remontan a aquel fatídico 6 de agosto de 2013, en Salta 2141.