Ante los reclamos que generó la decisión de funcionarios provinciales y municipales de tomar medidas para bajar el incremento desmedido de contagios de coronavirus, que implica la restricción en el horario de las actividades y el uso de los espacios públicos, el ministro de Gestión Pública de la provincia, Rubén Michlig, admitió que “entiendo el malestar de gastronómicos pero priorizamos la salud, que necesita de los máximos esfuerzos de todos santafesinos y del Estado en particular”.
Si bien reconoció que “a nadie le escapa las dificultades que este tipo de medidas genera en algunos sectores relacionados al comercio y los servicios”, el funcionario provincial subrayó que “el aumento en el número de casos, la disminución del período de duplicación, el aceleramiento de la curva, y la cantidad de camas críticas disponibles, hizo necesario consensuar estas medidas preventivas para evitar mayores restricciones a futuro”.
Asimismo, Michlig remarcó que las autoridades sanitarias de la provincia y la municipalidad “coincidieron en la evaluación realizada por el Ministerio de Salud de Santa Fe, y con la preocupación existente en relación a la situación epidemiológica de la ciudad, que motivó la decisión del gobierno provincial de disponer restricciones al distanciamiento social”.
“La sociedad en su conjunto debe entender que el gobierno de Santa Fe y los gobiernos locales estamos adoptando medidas restrictivas para tratar de no volver a la etapa de aislamiento total, y evitar las dificultades que eso genera”, resaltó el ministro de Gestión Pública.
Vale recordar que el gobierno provincial determinó a través de un decreto, desde el sábado pasado, una restricción en el horario de las actividades y el uso de los espacios públicos, y además ordenó que no se pueden realizar actividades después de las 19.30, todos los días, hasta el próximo 11 de septiembre. Esa determinación levantó gran cantidad de quejas y polémica en el sector comercial.
Esta nueva reglamentación provincial prohíbe permanecer en los parques y las plazas. Y sólo permite caminar, con barbijo y manteniendo el distanciamiento social.
La ola de contagios preocupa a las autoridades sanitarias y la mirada está puesta sobre la disponibilidad de camas en los hospitales y los sanatorios, principalmente de Rosario, donde se teme que pueda colapsar el sistema sanitario si no se frenan los contagios.
El decreto disparó la indignación y los reclamos de gastronómicos, taxistas, y dueños de gimnasios, entre otros rubros, que exigen trabajar más horas.