Una encuesta reveló que más del 80% de los rosarinos está preocupado por la conservación de los recursos naturales y el 97,6% cree que la salud de las personas se ve afectada por el estado del medio ambiente. Referentes ambientalistas y organizaciones destacan que la preocupación en alza es una señal de mayor involucramiento por parte de la sociedad y ponen el foco en los problemas que surgen a partir de los incendios en las islas y el humo que afectó a la ciudad durante meses, hechos que movilizaron a la sociedad rosarina a manifestarse para mostrar su descontento por esta situación y por la reiteración de las quemas.
El informe, realizado por la consultora Inmediata sobre una base de 409 personas y teniendo en cuenta a los habitantes de la ciudad mayores de 18 años (alrededor de 800.000 personas), fue encargado por la diputada provincial Lucila De Ponti (Frente de Todos). Como dato sobresaliente, se indica que el 80,4% de los rosarinos se encuentra “preocupado” o “muy preocupado” por la conservación de los recursos naturales del planeta. Además, del informe se desprende que el 97,6% de los encuestados considera que la salud de las personas se ve afectada por el estado del medio ambiente.
Los datos se enmarcan en una semana en la que Rosario volvió a padecer los efectos directos de los incendios en las islas, ya que en la ciudad volvió a sentirse mucho olor a humo que se acentuó por las altas temperaturas y la escasa rotación del viento. A los focos que se vieron en cercanías al puente Rosario-Victoria y al que se notificó en las proximidades de Alvear, ayer se sumó una densa columna de humo en las islas frente a La Florida.
“Existe una conciencia respecto del daño que se genera hoy sobre nuestros ecosistemas. Esto significa un deterioro de la calidad de vida para generaciones futuras, que tendrán que enfrentarse a problemas mucho más graves si no empezamos a corregir ahora el impacto ambiental que tienen algunas de las principales actividades económicas de nuestra región”, manifestó la diputada Lucila De Ponti.
“Los incendios del año pasado en la isla generaron la imposibilidad concreta de respirar”, recordó a La Capital Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Sociambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, sobre las cientos de miles de hectáreas que se consumieron por el fuego y que tuvieron una repercusión directa en la ciudad. Es por esto que la mayoría de la población tomó nota sobre el asunto, que dejó de ser un mero hecho ambiental para convertirse “en una cuestión de salud pública, ya que se empezó a ver gente que no puede respirar, hijos con broncoespamos, personas a las que se les dificultaba ver y hasta la imposibilidad de hacer cosas tan cotidianas como abrir las ventanas de una casa por el humo”.
incendio humo islas
Se observó una densa columna de humo este sábado, frente a La Florida.
Héctor Rio/La Capital
“Esto generó un impacto que permitió estimular a mucha gente a movilizarse y a agendar este problema”, valoró el referente. Y a esto se sumó el referente de la Multisectorial por los Humedales, Ivo Peruggino, quien comentó: “El año pasado empezamos siendo 50 personas sobre el puente Rosario-Victoria y terminamos siendo 5.000, además de 10.000 en la marcha por los humedales a Buenos Aires. Vemos la participación en la calle y la gente toma conciencia cuando estas problemáticas tan tremendas afectan el día a día”.
“Respirar un aire cinco veces más tóxico del que la salud humana puede tolerar y estar todo el tiempo con la ciudad llena de humo, o con los patios y balcones llenos de cenizas, es algo que molesta y que puede estar relacionado con la preocupación que muestra la gente”, afirmó.
No naturalizar
Si bien la problemática de los incendios escaló a niveles nunca vistos el año pasado, Verzeñassi aseguró que “el ecocidio es algo que pasa desde hace muchos años”: “Se trata de un avance del proceso de destrucción de los humedales. Hay organizaciones que vienen denunciando cómo se transforma el humedal en campos de producción agroindustrial y para countries”. Consideró que en Rosario esto “se sabía y se escuchaba”, pero que “no formaba parte de la agenda”.
“Que algo tan básico como respirar se haya convertido en algo imposible, obligó a que nadie puede decir que lo que pasa en el humedal es ajeno para los que estamos del otro lado del río. Por supervivencia, empezamos a atender a este problema”, agregó.
Tanto él como Peruggino rescataron el hecho de que la comunidad se muestre advertida por estos hechos. Verzeñassi dijo: “En este contexto, por el motivo que sea, que en Rosario haya preocupación y se agenden los temas ambientales es un gran avance”. En tanto, el referente de la multisectorial aportó: “Está bueno que la sociedad se meta cada vez más en estos temas. Lamentablemente, el sector empresarial y político todavía no está a la altura de las circunstancias”.
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Es por esto que Verzeñassi manifestó que es el momento de hacerse cargo de la situación por parte de los actores protagonistas: “No podemos seguir manteniendo los ritmos de consumo energético y de bienes y servicios, con base en el petróleo".
Peruggino, por su parte, aseguró que hay una “transición” inevitable hacia “otra manera de producir”, con la mirada puesta en la agroecología y las energías renovables. “Son procesos que, tarde o temprano, van a llegar y que deben ser urgentes porque el contexto nos demanda y nos obliga”, planteó.
En este contexto, si bien la amplia preocupación muestra un mayor involucramiento por parte de la sociedad, Verzeñassi indicó que no se debe dar lugar a la naturalización del problema.
“Mi miedo es que se transforme en el problema ambiental de cada día y que no se lleguen a soluciones de fondo. Hay que sostener espacios de reflexión, pero que también los representantes estén atentos. El año pasado fue terrible en términos de salud, porque vimos en nuestros cuerpos el impacto de la destrucción ambiental”, concluyó.