
Miércoles 13 de Agosto de 2014
Levantás la mano una y otra vez, pero el mozo no te vé. Lo llamás una y otra vez pero no te escucha. Tampoco ninguna de las interjecciones: ¡eh!, ¡eu!, mientras la impaciencia crece. Para evitar ese malhumor y evitar la intranquilidad de no saber si efectivamente ya está avisado, el bar VIP instaló en cada una de sus mesas un pequeño dispositivo inalámbrico que permite llamar al mozo pulsando solo un botón o pedir la cuenta apretando otro.