“Fue un año de muchas etapas, acontecimientos y momentos, todos muy intensos. Esta enfermedad cambió el modo en que el que nos organizamos como sociedad y el sistema sanitario tuvo un rol central en esa transformación”, reflexionó Leonardo Caruana, secretario de Salud de la Municipalidad, quien repasó el año más difícil que le tocó enfrentar como profesional de la medicina y como gestor.
En ese contexto se logró dar respuesta a todos los pacientes que necesitaron atención a causa del Covid o de otras patologías, un objetivo que en algún momento parecía no poder alcanzarse, por eso, tanto la Municipalidad como el sector privado destacan este aspecto con orgullo.
Como contracara, el personal de salud hizo numerosas manifestaciones y reclamos a lo largo del año pidiendo mejores condiciones de trabajo y salarios más justos.
Planes y acciones
En la pandemia hubo movimientos más visibles que otros, pero todos tuvieron relevancia. La primera medida a nivel público fue crear un Consejo de Gestión de Riesgo integrado por secretarios y secretarias de las distintas áreas municipales con el fin de “ordenar” y brindar asistencia técnica en todos los campos que se vieron alterados por la llegada del Covid: salud, movilidad, control urbano, promoción social, entre otros. Miembros del Concejo municipal también forman parte de este equipo.
Se fortaleció el comité operativo de emergencias (COE) cuya función es actuar en diferentes eventualidades en la pandemia y proponer acciones sanitarias preventivas de acuerdo a la realidad epidemiológica local. Sus integrantes elaboran los informes de las acciones que se van tomando y sus resultados.
Se conformó la Mesa de Ayuda Permanente para la Pandemia para producir información sanitaria relevante, recopilar datos epidemiológicos, conocer más sobre el coronavirus y pensar escenarios a futuro.
Salud Pública armó comités de crisis que diseñaron el plan de contingencia de cada hospital: desarrollaron los protocolos con todo el personal, organizaron los espacios de circulación y modificaron en muchos casos los roles y funciones de los trabajadores. También tuvieron que definir y resolver la necesidad de mayor cantidad de profesionales y asistentes para cubrir funciones esenciales (ya que hubo un número importante de licencias por factores de riesgo, por tener niños a cargo y de manera intermitente personal aislado por haberse contagiado o ser contacto estrecho de un positivo).
Los centros de salud permanecieron abiertos durante todo el año, modificando sus funciones de acuerdo al momento epidemiológico.
En el marco de la puesta en marcha de los protocolos “se pudieron brindar las herramientas de protección personal y readecuar tareas y funciones”, destacó Caruana, quien agregó: “El trabajo se multiplicó y amplificó”.
Privados en alerta
Roberto Villavicencio, presidente de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Rosario (que nuclea al 90% de las instituciones privadas de la ciudad), mira hacia atrás analizando el primer año de la pandemia que le cambió la vida al mundo entero.
El sector privado de la salud fue de hecho el que recibió a los primeros pacientes con coronavirus que necesitaron internación en Rosario. En marzo de 2020, la mayoría de los contagiados había viajado al exterior, particularmente a Europa donde el brote ya era un hecho. Como en general se trataba de personas con cierto poder adquisitivo contaban con obra social o estaban asociadas a empresas de medicina privada por lo que fueron atendidas en el ámbito privado.
“En primer lugar tuvimos que conseguir todos los elementos de protección para el personal médico y administrativo, teniendo en cuenta que estábamos en un momento en el que era muy difícil conseguirlos”, recordó el médico.
“Cada institución tuvo que preparar de inmediato lo edilicio, mejorar la recepción y el manejo de los pacientes, separando a aquellos que eran febriles o tenían síntomas de coronavirus: lo que se conoció como áreas Covid y no Covid. Eso ya implicó una inversión importante”, señaló.
Lugares de internación ambulatoria o de cuidados habituales se transformaron en espacios para atender a pacientes monitoreados en forma permanente con respiración asistida no invasiva y se sumaron camas a terapia crítica para personas que precisaban asistencia mecánica respiratoria. En total se sumó un 40% de camas en todo el sector privado de Rosario.
Equipar las áreas críticas implicó la adquisición de monitores multiparamétricos (que son los que controlan los signos vitales), bombas de infusión (muchos pacientes con Covid requieren alimentación por este medio) y respiradores.
“Un tema que hubo que afrontar fue el de los insumos hospitalarios que aumentaron entre el 120 y el 1.000%, eso incluye los materiales descartables y los elementos de protección, llamados EPP, para el personal de salud”, remarcó Villavicencio.
Las drogas para mantener sedados a los pacientes con Covid que necesitaron o necesitan respirador artificial (que es como una larguísima anestesia general) se anotan entre los insumos extra que las entidades debieron adquirir.
“Cuando hablamos de equipar las camas críticas no hablamos solo de cosas materiales, sino de todo lo referido al personal que atiende a cada paciente. Los planteles humanos debieron incrementarse en forma notable por la mayor demanda, pero también porque de movida tuvimos un 15% menos de gente trabajando por licencias. A ese personal hubo que reemplazarlo y fue un esfuerzo inmenso desde el punto de vista logístico y económico”, explicó el presidente de la asociación.
Testeos y vacunas
La vacunación al personal de salud, que estuvo muy afectado por los contagios en los primeros meses de la pandemia y que luego sufrió los embates del pico que se registró en Rosario entre octubre y noviembre, fue otro punto saliente en este año transcurrido en pandemia.
Actualmente casi la totalidad recibió la primera dosis de la vacuna contra el Covid.
“En las primeras etapas de mayor restricción de la circulación de la población se facilitó transporte para trabajadores del área de salud”, recordó Leonardo Caruana, titular de Salud local, quien hizo un punteo de otras medidas que aún se sostienen:
• Conformación de nuevos circuitos de circulación distinguiendo Covid-no Covid en cada efector.
• Readecuación de funciones específicas de los establecimientos en la red.
• Incorporación de camas de internación y camas críticas en el sector público municipal (se sumaron 162).
• Incorporación de equipamiento para ampliar la capacidad de procesamiento de muestras de laboratorio.
• Aplicación de test serológicos para conocer la seroprevalencia del virus en personal de salud municipal.
Mirada
“Vivimos un escenario de incertidumbre con el que aprendimos a convivir. Se nos impuso la necesidad de trabajar sobre escenarios inestables, juegos de probables, fenómenos que se definían de una forma y se desdibujaban a lo largo de la semana”, rememoró el secretario de Salud, Leonardo Caruana, a un año de iniciada la cuarentena.
El funcionario sacó sus propias fotos: “Otro momento clave fue el de la ciudad detenida, vacía, y los equipos de salud y todos los trabajadores esenciales comprometidos para sostener al resto de la población y cuidar a los vecinos y vecinas de la ciudad. Recuerdo que parecían dos ciudades: una ciudad sanitaria trabajando con una gran cantidad de camas, buscando contactos estrechos, atendiendo consultas, haciendo seguimientos, y la otra intentando recuperar su ritmo habitual. Todo eso mientras no sabíamos que iba a pasar la semana siguiente. Llegamos a contar las camas con enorme preocupación y esas camas se liberaban a veces porque la gente se moría. Fue un año de grandes aprendizajes, pero pudimos manejar la intensidad de la pandemia. Espero que logremos lo mismo en este 2021”.