La mañana del último sábado del 2020 amaneció calurosa, pesada, digna de un verano que asoma tórrido. Sin viento, con el cielo despejado, pero con grandes y lejanos nubarrones que, con su presencia inquietante, dejaron claro que la suerte podía cambiar, algo que los rosarinos intuyen desde que la Navidad empezó a disolverse en la noche.
Con el sol apenas asomando en el horizonte, en el prometedor paisaje esteño donde se recorta la siluetas de la islas allende las aguas del Paraná, la temperatura ya había trepado a los 21 grados, la máxima prevista para la jornada, la máxima de 35 grados, que en un día donde el aire se mantiene empecinadamente quieto, se sentirá como si fuera más alta.
Según la previsión del Servicio Meteorológico Nacional, el agobio seguirá todo el día, aunque sin tormentas a la vista, al menos hasta el lunes, para cuando se espera que la lluvia traiga alivio a la ciudad y la región. La humedad será alta, rozará el 87 % y la humedad será de 10008,4 hectopascales. Será una jornada tórrida y calma.
Para mañana, domingo, se espera otro día de temperaturas altas y calor intenso, las nubes se disiparán un poco, el cielo estará parcialmente nublado, ideal para disfrutar del aire libre. Perfecto para una caminata en el parque, bien temprano o al caer el sol, cuando está más fresco, o para descansar en alguna de las playas de la costa y disfrutar del río.
En caso de decidir salir en busca de relax al sol, se recomienda tomar los recaudos necesarios para evitar el golpe de calor -hidratación- y la exposición directa al sol usando un protector para cuidar la piel. También, sostener las medidas preventivas que impone la pandemia de coronavirus: distanciamiento social, uso de barbijo e higiene de manos.